En Defensa de la Vida de las Mujeres y de su Derecho a Decidir
La Conferencia Episcopal de Colombia, mediante un comunicado dado a conocer el martes 11 de febrero del presente año, ha invitado a los fieles y hermanos (as) católicos (as), lo mismo que al resto de la ciudadanía a que nos pronunciemos a favor y en defensa de la vida, a propósito de un caso de aborto que fue practicado a una joven mujer por parte de una institución de salud, por encontrarse aquella protegida por la causal salud, una de las tres causales despenalizadas por la Corte Constitucional en la Sentencia C-355 de 2006.
Como Católicas por el Derecho a Decidir, hermanadas por la tradición cristiana con las mujeres que sufren y que tenemos en la humanidad de Jesús de Nazareth la más viva inspiración para comprender los diferentes sufrimientos por los que atravesamos las mujeres por el hecho de serlo, en estas sociedades marcadas por la mayor violencia y discriminación hacia nosotras; manifestamos que amamos y respetamos la vida en toda su maravillosa, extensa y compleja diversidad.
Defendemos la vida digna para todos, incluyendo la de las mujeres y la de los más pequeños y vulnerables.
Por eso, como mujeres católicas respetamos y acompañamos la decisión de la joven mujer que en la situación descrita está recibiendo sobre su humanidad todo el peso milenario de la culpa que la jerarquía de la iglesia católica ha descargado sobre las mujeres a lo largo de la historia.
La postura intransigente de la jerarquía de nuestra iglesia católica en la cuestión del aborto y en general en educación y salud sexual
y reproductiva alimenta y exacerba las barreras que impiden a las mujeres actuar como agentes morales, sujetos de derechos y ciudadanas con plena capacidad para decidir.
Lamentamos que la misma jerarquía que invoca la paz y la justicia; condena la pena de muerte y clama por la vida haga coro con los sectores más retardatarios y corruptos de la sociedad, para despojar a las mujeres de su humanidad para considerarlas solo como vientres para la fecundación; así mismo, rechazamos las incongruencias con el mensaje de amor y misericordia que parte significativa de la jerarquía ha tolerado y justificado en su seno con aberrantes prácticas como la pederastia, la violación de monjas por parte de sacerdotes, la paternidad no responsable de muchos clérigos, la impenitente conducta de obstruir la llegada de mujeres a posiciones de poder dentro de la iglesia e incluso la malversación de dineros.
Llamamos a que los dones amorosos del mensaje cristiano y el espíritu de la Constitución pastoral Gaudium et spes que afirma que toda forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona debe dejarse de lado, y sean uno de los soportes de una vida digna en plenitud para las mujeres.