Noticias | febrero 25, 2020

G. Vaccani: “Las protestas de Chile tuvieron en las redes un brazo armado comunicacional”


Las redes sociales mostraron su capacidad para coordinar el estallido que comenzó en Chile en octubre pasado, aunque también dejaron ver sus limitaciones para contribuir a que se transforme en un movimiento social que conduzca a cambios reales, según la experta chilena Giglia Vaccani, investigadora y magister en gestión de comunidades digitales.

Periodista de nutrida trayectoria académica, la experta habló sobre el estallido social en Chile, que apunta a los cimientos de una economía e institucionalidad heredadas de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), y a la que el presidente Sebastián Piñera sigue sin encontrarle una salida política.

Vaccani es Directora Ejecutiva de Mobirs, un motor de búsqueda inteligente/aplicación de minería de datos que permite trabajar con grandes volúmenes de información, monitorear tendencias digitales, cruzar información y hacer periodismo de datos, herramienta en la que basa la mayoría de sus observaciones y conclusiones.

–¿Cómo se entrelazaron la “resistencia” y las redes sociales en Chile y qué relevancia tuvieron éstas en las protestas?

–En un contexto de alto acceso a contenidos y tecnologías, el estallido tuvo en las redes sociales un brazo armado comunicacional de amplia cobertura, que permitía informar de acciones, georeferenciarlas a nivel nacional, y cuyo punto cúlmine fue la marcha de más de un millón de ciudadanos, nunca antes vista en Chile, un país con un escaso tejido social y mucho individualismo. Según el estudio de Digital News Report 2018, en Chile 77% de la población tiene acceso a internet, y 71% de ella utiliza redes sociales; y según datos OCDE, 91.9% tienen acceso a datos móviles en diversos dispositivos.

–En este movimiento de protesta sin interlocutores ni líderes, ¿de qué manera operó ese “brazo armado comunicacional”?

–Como en todo proceso social hay una disputa de sentido, y fundamentalmente contribuyó a crear un liderazgo semiológico -una suerte de imposición de significados-, con los hashtag (tendencias) #marchadeunmillon, o #Chiledesperto, que lograron imponer en los medios masivos nuevas ideas fuerzas de alta potencia y viralización. El discurso hegemónico, en un proceso inédito en este país, tuvo que incluir demandas sociales, críticas al sistema de salud, pensiones, jubilación, y temáticas como las del endeudamiento y sueldo mínimo, que eran parte de las demandas.

Concentración
Vaccani se detiene en este punto para recordar la alta concentración de medios y la escasa pluralidad de una estructura “monopolizada por la derecha económica que han sustentado al modelo librecambista chileno durante los últimos 30 años, algo muy bien resumido en otro de los hashtag más compartidos durante el proceso: #nofueron30pesosfueron30años”.

–¿Las redes sociales modificaron la agenda de medios durante el proceso, entonces?

–Exactamente, la acción social de las redes se adueñó de la agenda política con discursos como #RenunciaPiñera, que también obligó a un cambio de gabinete, aunque sin muchas consecuencias políticas, para ser francos, pero permitieron a la ciudadanía forzar la barrera discursiva de los medios de prensa clásicos chilenos.

–¿Qué proyección tuvo este hecho de tomar la agenda pública?

–Desde las redes se ve que el movimiento se atomiza en comunidades, que es su lógica, cada una con intereses distintos en espacios distintos. Ocurre que eso, sin un liderazgo, más que una oportunidad es un peligro. El gobierno no tiene con quién dialogar a través de las redes y este estallido, que aún no es un movimiento, no tiene arquitectura ni contenido político en sus demandas. Entonces, sólo quedó en el reclamo, sin propuestas ni liderazgos que permitan encontrar un camino democrático.

–Es conocido el rol de Twitter en las denuncias sobre violaciones a los DD.HH. por parte de la Policía. ¿Cómo ha sido el uso específico de otras redes en el proceso?

–Según el estudio “El Chile que se viene”, realizado por las consultoras Cadem y Jelly, el 68% de los encuestados utiliza Whatsapp, que es otra forma de comunicación a través de redes, pero privada. En Chile, Telegram no es masiva, por los que organizarse a través de mensajes privados (con otro tipo de “encriptación”) de las redes sociales y Whatsapp ha sido la estrategia.

–¿La gente se informó en las redes sobre el estallido?

–Un estudio de la Universidad Católica (PUC) que señala que el 82% de los usuarios de redes sociales siguieron por algún medio de comunicación de sus redes el estallido, es decir a través de los perfiles que estos medios hegemónicos tienen en las redes.

–Eso como informarse en los mismos medios.

–De alguna manera sí, y uno pudiera sospechar que esta alta exposición al discurso hegemónico pone en riesgo la credibilidad del contenido denunciado en la red por la población. Esto sumado a una escasa participación, práctica y educación política en Chile, producto del descrédito de la clase dirigente, dejan un solo camino y que se ve claramente en las redes.

–¿Cómo abordaron el tema los medios nacionales?

–En los medios hegemónicos prevaleció el discurso de la violencia, la destrucción, y así crece la alternativa de una salida autoritaria. Quienes gobiernan tienen el poder, las armas, el dinero y los medios, la ciudadanía, sólo las redes sociales, pero sin contenido político. Las redes cumplieron el rol de visualizar un hartazgo al sistema, pero no se advierte que tengan la capacidad para organizar el movimiento político y social.

–Cómo ve el futuro inmediato, en relación a las protestas?

–En marzo la violencia se radicalizará por varios factores, entre ellos la convocatoria a 8M, Día Internacional de la Mujer. Habrá que esperar el plebiscito constituyente (el próximo 26 de abril) para analizar si desde las redes se abre por ahí, como articulador, un camino para coordinar, informar y gobernar.

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