CPI | abril 1, 2020

No hay que lavarse las manos: Pilatos y el coronavirus


La pandemia del coronavirus no representa una tragedia mayor que el hambre y las injusticias con las que -con cierta benevolencia- nos hemos acostumbrado a “convivir”.
A estas alturas, rehuirse a reconocer la relación entre el capitalismo y la actual pandemia que asola a la humanidad nos iguala a Pilatos quien justificando el asesinato de Jesús, se lavó las manos delante del pueblo atribuyendo la crisis de la Palestina del siglo I a un conflicto externo al sistema para perpetuar así la opresión, reimplantar el orden y el dominio de una economía viral y asesina.
Sería fatal para la humanidad, cuando esto termine, pretender volver a restaurar el motor de la economía. Son horas críticas para el capitalismo, pero no va a caer si no nos involucramos para que ello ocurra de una vez por todas.
Mientras “los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías” (Apoc. 18), como cristianos revolucionarios la apocalíptica se nos impone como una clave de análisis.
Lejos estamos ante esto, de promover un catastrofismo agorero típico de las sectas e iglesias conspiracionistas que anuncian el fin del mundo, pero sí de concientizarnos que nos hemos acercado velozmente a la posibilidad del fin de un sistema que agoniza, “Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio! .. En un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre… Porque en una hora han sido consumidas tantas riquezas. Y todo piloto, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se pararon..” (Apoc. 18)
Aun así, siempre la esperanza asoma. La biosfera se ha recompuesto notoriamente por estos días en que el motor asesino de la economía se detuvo. Quizás la naturaleza termine salvando más vidas que las que mata el coronavirus, incluso podría eliminarlo en tanto ella recobra su vigor purificando el aire, los mares, los bosques etc…
El profeta de Patmos, nos invita a esperanzarnos en medio de la crisis. Este colapso puede ser el presagio de un futuro mejor. Eso sí, habrá que dar una dura batalla porque los poderes que gobiernan la tierra no van a ceder el terreno ganado sobre el dominio del espacio público y el control de las personas en todo el mundo, como bien lo ha señalado Naomi Klein y siglos antes Juan – el profeta apocalíptico- advirtiéndonos que la bestia (el Imperio Romano ayer y el capitalismo hoy) fue sanada de su herida de muerte (Apoc. 13:3).
No lo permitamos. No nos lavemos las manos. Hoy más que nunca, volver a Galilea es para el otro lado. A la izquierda.

Socialismo o Barbarie!!!

Rafael Villegas
Psicólogo – Integrante del Colectivo de teología de la liberación Pichi Meisegeier

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