Noticias | abril 25, 2020

Arte feminista ¿Y la danza?


Este escrito parte más de dudas que de certezas, es más bien una invitación a abrir el debate. ¿Danza y feminismo? ¿Bailan juntas? ¿Quién las baila? ¿Cómo? ¿Por qué? Aquí retomamos algunas reflexiones:

Morella Petrozzi (1996) hace un análisis sobre el género y el lenguaje corporal de la mujer y la bailarina. Según sus observaciones, las mujeres nos hacemos chiquitas, juntamos las piernas, bajamos la cabeza, ocupamos espacios como si quisiéramos no molestar. Y la bailarina en el ballet, se mueve en el escenario con ligereza y gracia, con movimientos suaves, evidenciando con ello todo una ideología patriarcal.

Petrozzi nos plantea preguntas, retoma a Martha Graham quién dentro de la danza moderna, fue considerada por muchos como la creadora de danzas feministas, con movimientos más libres y menos estereotipados, aunque Graham una y otra vez dijo que ella no hacia danza feminista. Pregunta entonces Petrozzi, ¿Puede una danza considerarse feminista cuando no se concibió como tal? Y aquí preguntamos ¿Qué hace las danzas feministas? Que la obra plantee la historia de la lucha de una mujer, movimientos que experimenten una huida a roles estereotipados mujer/ligera, sensual/con gracia hombre/fuerte/poderoso/salvador. ¿O podemos hablar de danza feminista por el efecto que tiene para quién la práctica? Si la empodera en el control de su cuerpo y la lleva hacia el disfrute del mismo, si le ayuda a vivir su sexualidad sin tapujos.

¿Pero qué pasa si el control corporal adquirido es para satisfacer al otro? Margarita Baz (citada en Fort, 2015) evidencia como muchas danzas usan el cuerpo de las mujeres como objeto de mirada y deseo de los hombres, lo que lleva a que los espectáculos, la estética y el aspecto físico que “deben” tener las mujeres sea pensado para satisfacer el deseo masculino. Goldberg (citada en Tortajada 2011) lo pregunta de una manera más cruda y nos dice ¿Las mujeres crean la danza de acuerdo con cómo ellas mismas se ven o cómo les han enseñado a verse a través de la mirada del hombre?

Llama la atención el boom reciente de publicidades que hablan del empoderamiento de las mujeres a través de la danza y cabe preguntarse, si se hace una reflexión profunda sobre la forma en que se está mirando o es solo mera estrategia publicitaria. Es aún más curioso que muchas de estas danzas promueven el esencialismo de características femeninas como verdades incuestionables, mujer/sensible/nutricia/sensual etc.

Si bien la danza moderna/contemporánea ha sido un espacio de cambio y libertad, de cuestionamiento de estereotipos ¿Qué pasa con otro tipo de danzas? Las ancestrales y folclóricas, muchas de ellas transmiten símbolos, formas de pensar, significados sobre lo que “debemos ser” mujeres y hombres. ¿Esas danzas pueden cambiar de alguna manera, en tanto concepción, acción o movimiento para integrarse al cuestionamiento feminista? O están destinadas a reproducir y transmitir cultura patriarcal.

¿Cómo hacemos para usar la danza como una herramienta por y para nosotras? Queremos oír sus opiniones, pues en Feminopraxis apostamos al arte y a la danza como espacio de liberación en nuestros cuerpos, pero a una liberación consciente.

Bibliografía

Fort, I. M. (2015) Cuando danza y género comparten escenario. AusArt 3 (1): 54-65. DOI: 10.1387/ausart.1440
Petrozzi, Morella. 1996. La Danza moderna más allá de los géneros: Hacia el descubrimiento de un lenguaje corporal de la mujer. Concurso “Hombres y mujeres en el Perú de hoy, Identidad y Cambio”, Universidad Católica del Perú. Accesible en Archivo virtual de artes escénicas UCLM
Tortajada Quiroz, Margarita. 2007. El concepto moderno del ballet: Los ballets rusos y el retorno de la danza masculina. Casa del Tiempo (9)97
Eliza Tabares – Mexicana radicada en CDMX, psicóloga y Psicodramatista enfocada en temas de género, arte y corporalidad. Le interesa la forma en que la cotidianidad se entreteje con la teoría y los procesos individuales y grupales que se encuentran con el feminismo y que nunca son lineales ni desprovistos de contradicciones, como terapeuta con perspectiva de género, considera que el trabajo con y desde el cuerpo permite poner en la mesa otras discusiones sobre el feminismo. Es directora y terapeuta en Centro de Atención Psicológica, Arte y Consultoría A.C. Co-creadora del sistema SOMA (Salud, Ontología, Movimiento y acción) avalado por la UNESCO. Síguela en Facebook Twitter e Instagram

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