Noticias | julio 17, 2020

Potencia tortillera hoy y siempre


A partir del año próximo, el Día de la Visibilidad Lésbica formará parte del calendario escolar argentino en homenaje a la Pepa Gaitán, militante territorial cordobesa asesinada por odio a su identidad lesbiana. Este año se cumplieron diez años del crimen que movilizó a la comunidad lgbti en medio del debate por la Ley de Matrimonio Igualitario. Ocurrió el 7 de marzo de 2010. La mató de un escopetazo el padrastro de su novia. Un hombre que vivía de changas y al que la Pepa había ayudado consiguiéndole trabajos albañilería.

Vamos a hacer un repaso por esta iniciativa que auspicia momentos de profundización de derechos y perspectiva diversa en las aulas. Y al final, tendrá la palabra Yamila Gaitán, hermana y continuadora del proyecto de vida de la Pepa como militante territorial. Porque el comedor de la Pepa sigue en pie. Y está pasando por muchas necesidades.

DEVENIR FECHA HISTÓRICA

El proyecto de ley, promovido por la diputada nacional Gabriela Estévez y trabajado conjuntamente con la Asociación Civil Devenir Diverse y la Liga Lgbtiq+ de las Provincias, se aprobó el lunes pasado en la Comisión de Legislación General de la Cámara de Diputados. Se espera ahora que pase para su tratamiento en la Comisión de Mujeres y Diversidad.

La sesión se llevó a cabo por la plataforma Webex y la diputada Estévez participó desde su casa en Unquillo, Córdoba. Porque pandemia-coronavirus y distanciamiento social preventivo y obligatorio en Córdoba, y aislamiento en AMBA. Pero algún día el mundo volverá a la “normalidad” y les niñes retornarán a clases.

“Con este proyecto buscamos volver a poner en agenda el impulso que aquellos días de movilización por la Pepa le dio al matrimonio igualitario. En ese momento, las organizaciones tuvieron por seguro que no se trataba meramente de una pelea por derechos civiles sino de una reparación del Estado al colectivo lgbti. La nuestra es una visión esperanzadora y hacia adelante, no buscamos ahondar en las circunstancias escabrosas del crimen. Una vez que esta fecha entre en el calendario institucional a nivel nacional, tiene que entrar en las efemérides de las escuelas, y no hay manera de soslayarlo”, explica Gabriela Estévez, quien tiene otros proyectos en carpeta: promoción del empleo formal para personas trans y travestis, emergencia social de la población trans y travesti, régimen de jubilación reparatoria anticipada para personas travestis, trans y transgénero, violencia hacia las infancias intersex.

A Martín Apaz, activista de Devenir Diverse, las lágrimas se le van a la garganta cuando cuenta para Soy cómo se involucró en esta reivindicación. Para él se mezcla con su ingreso a la militancia lgbti a finales de 2009. “Estábamos en la discusión por el matrimonio igualitario, en medio de las discusiones súper violentas de la época. Si la ley pasaba, iba a implicar una vuelta de página en la historia de la violencia institucional contra nuestro colectivo. Igualdad ante la ley no es solamente derecho sino la transformación de la sociedad y del mensaje que da el Estado”.

“En medio de eso, ocurrió el asesinato de la Pepa. Acompañamos a su madre, Graciela Vázquez, durante el juicio y las marchas. El juicio fue muy duro porque se intentó demonizar a la Pepa. En los medios destacaban que había practicado lucha libre y sostenían que porque era corpulenta no calificaba como víctima”.

“Ahora el desafío es lograr que el Consejo Federal de Educación y los ministerios de las provincias incluyan en la currícula el Día de la Visibilidad Lésbica”, concluye Apaz.

Desde Paraná, conversa con Soy Alejandra Elcura, otra de las autoras de la iniciativa. Es la vicepresidenta de la Liga Lgbtiq+ de las Provincias y coordinadora del área de Políticas de Identidad de Género y de Identidad Sexual de la provincia de Entre Ríos. Del otro lado de la línea se escucha a Paloma, que reclama atención de mamá Ale. Porque no todo fue matrimonio igualitario en las peleas que el colectivo lgbti tuvo que dar en la sociedad argentina, más duras en las provincias que en las grandes capitales. Alejandra participó activamente en la lucha de las lesbianas por el derecho a la fertilidad asistida y a maternar como lesbiana. Hoy las cosas están mucho mejor en la capital entrerriana, con registro civil amigable y todo lo que se precisa.

“La Liga Lgbtiq+ de las Provincias está integrada por organizaciones del campo nacional y popular. En épocas normales (no de pandemia) hacemos al menos tres congresos al año, en los que planteamos distintas propuestas. Este proyecto del Día de la Visibilidad Lésbica a nivel nacional y en calendario escolar lo trabajamos con la diputada Gabriela Estévez porque ella tiene muy clara la cuestión federal y la importancia de que sean visibles las lesbianas de las provincias. En los pueblitos chicos de las provincias, de pocos habitantes, las lesbianas no la tienen para nada fácil. Solo por ser lesbiana te pueden escrachar. Hay muchas personas que no se animan a salir. Sigue habiendo mucha vulnerabilidad. Esta iniciativa puede servir para que las personas de pueblitos chicos se visibilicen, aparezca población lgbti+ vulnerada y poder acercarles políticas públicas. También para que la visibilidad tenga también carácter federal”, explica Alejandra Elcura.

LA SEÑO PEPA

Yamila Gaitán tiene 28 años y quedó sola al frente del comedor comunitario que iniciaron sus xadres en Barrio Parque Liceo de Córdoba Capital. Lxs Gaitán-Vázquez pelearon y lograron que el barrio tenga escuelas (en los tres niveles de educación), dispensario, asfalto y cordones cuneta. El padre falleció en 2006 y se cargó al hombro toda la lucha barrial Graciela Vázquez, madre de la Pepa y de Yamila. La Pepa Gaitán –si viviera hoy, tendría 37 años- fue un emergente de ese hogar militante. Recorría los barrios en su moto Enduro verde, recolectaba mercadería y la llevaba a las villas para repartir entre la gente que precisaba. Su función principal en el comedor de Liceo era dirigir la actividad física de les niñes. Para les pibis y sus xadres era “la Seño Pepa”. Graciela Vázquez falleció en 2018, participó en infinidad de marchas por justicia, pero no pudo soportar la pena.

¿Por qué es importante subrayar este recorrido militante de la Pepa y su entorno? Porque el Día de la Visibilidad Lésbica no es meramente el día de una víctima asesinada por lesbiana. No es un día para hacer necropolítica. No se trata de enseñarles a les niñes en las escuelas que las lesbianas nacieron para ser asesinadas. Es la Pepa Gaitán viva quien cuenta.

“Me parece perfecto que se recuerde a mi hermana. Y me encantaría ir a dar charlas en las escuelas ese día. Tengo un hijo de 12 años que sabe lo que pasó con su tía. Si escucha a unos chicos discriminando a otro, les explica. Estaría bueno enseñarles a los chicos y a los padres que no haya bullying ni discriminación, porque esa es la peor tortura que una persona puede sufrir. A la Pepa la vivía parando la policía, le pedían el DNI y le preguntaban ‘y vos, ¿qué sos?’, o los padres les decían a sus hijos ‘¿por qué tenés esa amiga tortillera?’. Pienso que hoy no va a ser tan difícil hablar de esto en las escuelas, hay mucha gente que ya lo tiene aceptado como algo de la vida. Pero hay gente que todavía no”, dice Yamila Gaitán.

“No le gustaba que le dijeran Natalia. Solamente la podía llamar así mi mamá. Con las novias se llevaba bien, le encantaba regalarles ropa a los hermanitos, porque las criaturas eran su debilidad. Si tenía un sánguche y veía a un chiquito pidiendo, se lo daba. Lo que más le gustaba era su moto e ir a la cancha a alentar a Belgrano”.

“Su asesino, Daniel Torres, la traicionó a la Pepa. Ellos se hicieron amigos. La Pepa le daba de comer a toda su familia. Un día la Pepa le dice a mi mamá ‘Qué te parece si Daniel viene a trabajar al comedor. Había que hacer un arco, y Daniel sabía albañilería. Hasta las herramientas le compró mi hermana. Después la Pepa se enamoró de Dayana (la hijastra de Torres) y lo tomó mal. La mujer de él también se enamoró de la Pepa y le empieza a picar los sesos a Daniel”.

En el comedor comunitario de la Pepa, que lleva el nombre de Casa Cuna Lucía Pía, están pasando muchas necesidades. Está ubicado en Bartolomé Hidalgo 1200, de Barrio Parque Liceo, Córdoba Capital. Asiste a 70 familias de Liceo secciones 1ª, 2ª y 3ª. Pero no cuenta con los recursos suficientes.

“Ni piso tenemos en el comedor. Hay una carpeta de cemento, pero se precisa un piso. Muchos de la política me hicieron promesas, pero todavía estamos esperando. Mi mamá empezó a pelearlo hace 14 años. También precisamos cercar con alambrado el playón para las actividades deportivas. Estamos peleando a brazo partido con los vecinos para que no lo usurpen. Nuestro deseo sería poner en el playón juegos para adultos y discapacitados y una canchita de básquet. Eso es lo que le hubiera gustado a la Pepa”.

“Y hace dos meses que no tenemos comida. Como mucho, del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Córdoba, nos pueden mandar 15 módulos”. Un módulo es un conjunto de víveres no perecederos, a saber: una caja de puré de tomate, un paquete de arroz, fideos, lentejas y harina.

-Por lo menos pueden hacer tortas fritas.

-No, ni eso. Si el módulo no trae aceite.

O sea, todo hervido. Y a elegir a qué paquete le toca la bendición con puré de tomate.

Cae de maduro que lo que precisa el comedor son alimentos frescos. “Cuando cobro, le agrego de mi bolsillo aceite, fruta y verdura. Pero a Sala Cuna nos deben los pagos de mayo, junio y julio. Hace dos meses que estamos sin nada, no sé qué decirle a la gente”. Con las temperaturas más bajas del año y pandemia, lo menos que precisan lxs vecinxs de Liceo es comida caliente, comida de verdad, y ropa de invierno. Por ahora, la única ropa que Yamila tiene para distribuir es la que les queda chica a sus niñes.

“Quiero que se siga recordando a la Pepa todos los 7 de marzo, que no se olvide. Y también quiero que nos ayuden. Porque mi mamá y la Pepa no fueron dos militantes más. No hay más que ver hasta dónde la Pepa arriesgó su vida, porque para ella lo primero siempre fue asistir al que necesita. Hasta al que iba a ser su asesino le dio una mano para que no pase hambre. Al que la mató porque no le gustaba que fuera tortillera”.

Fuente: Página 12

 

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