Noticias | julio 24, 2020

Una trava de película


Sus tetas pintadas que lideran la marcha de las putas ya son un ícono que le disputa poder al Cristo Redentor. ¡Habla en lenguas! Aprendió italiano, español, francés, y hasta un poco de árabe cuando estuvo en la cárcel con el fin de armar lazos con compañeras a lo largo del mundo. Preside Trans Revolução donde lleva adelante el programa Prepara-Nem: un espacio para que las personas trans reciban educación y acceder a la universidad. Como esto no era suficiente, fundó Casa Nem, un hogar en el barrio de Lapa para aquellxs estudiantes que se encuentran en situación de calle. Más que un hogar, en sus palabras: «Nuestro quilombo urbano de resistencia». Con sus característicos anteojos de corazones rojos y su melena tornasolada, Indianara organiza la manifestación por el día de la memoria trans, donde grita en su megáfono los nombres de cada trans asesinada ese año. La directora francesa Aude Chevalier-Beaumel la vio marchando en tetas con una bandera de un lado y el megáfono del otro y pensó en el cuadro de Delacroix: «la Libertad guiando al pueblo». Junto al director brasilero Marcelo Barbosa, decidieron registrar los intensos días de Indianara mientras se oponía al gobierno de Temer y advertía sobre el peligro de la victoria de Jair Bolsonaro. Cuidando con su cuerpo totem al colectivo LGBTIQ+. Indianara, el documental sigue a la protagonista de 49 años entre su actividad política, el funeral de su amiga Marielle Franco y esos ratos donde baja la guardia para reír y sambullirse en una pileta con sus compañeras. Incluso haciéndole lugar a un amor inesperado que llegó hace cinco años.

Lxs directores filman el casamiento callejero de Indianara con Mauricio. Un hombre conservador y católico que se topa, a días de casarse, con un graffiti de su pareja que anuncia en una pared «Ni Dios, ni Estado, ni marido, ni jefe, jamás». «Esto lo hizo Indianara», dice a cámara entre risas. «Como toda puta me entregué no por sentimientos, sino por una relación que nació. Es una relación franca y honesta entre dos personas. Es una celebración de una relación no monógama que muestra que sí podemos sobrevivir», grita en su boda con Mauricio. Al principio Indianara se negó al documental, porque no podía distraerse de la lucha justo cuando Dilma Rousseff había sido derrocada y Bolsonaro crecía en las encuestas. Hasta que descubrió que esta película era una herramienta de lucha más, incluso un documento para las futuras generaciones. La cámara fue también un seguro para su propia vida, en un momento donde Indianara, quien sale a la calle custodiada por dos temibles perros, está en constante peligro. SOY charló en exclusiva con la protectora de todas las trans de Brasil.

MANUAL DE SUPERVIVENCIA

Tu activismo empezó en los años 80, ¿cómo cambió tu lucha desde ese momento hasta ahora?

En los 80 la lucha era para poder sobrevivir. Había una pandemia de VIH, fuimos abandonadas para morir. Había una dictadura militar, y ni hacía falta estar en la calle para que nos metieran en prisión. Había una violencia muy grande contra las personas LGBTIQ+, decretaron nuestra muerte. Entonces nos tuvimos que organizar para sobrevivir y cuidarnos entre nosotras. Era muy difícil: no existían nuestros derechos, no éramos consideradas por nadie, ni siquiera por la propia izquierda. Hoy la lucha se visibilizó, ya la sociedad no admitiría como antes esas violencias. Hoy por hoy las personas entienden que tenemos que estar juntes en la lucha.

Tu imagen haciendo topless en marchas ya es un ícono del activismo trans en Brasil. Muchas veces te han detenido, pero nunca te han condenado. ¿Por qué?

Porque en mi documento yo figuro como hombre. Por lo tanto no está prohibido para un hombre mostrar el pecho. Si ellos me detienen, siendo yo considerada hombre, tendrían que llevar presos a todos los hombres que están con el pecho descubierto. Y, al mismo tiempo, si ellos me condenan estarían reconociendo que yo no soy un hombre, reconociendo mis derechos como mujer trans. Eso abriría jurisprudencia para las personas trans; lo que sería un tiro en el pie para ellos. Prefieren no tener ese problema, y archivan. Fueron 8 detenciones, 8 juicios, y ninguna condena. Mi cuerpo es un cuerpo no juzgable, porque no tienen condiciones para juzgar lo que soy. Si soy hombre o mujer. No existe una ley específica para personas sin considerar la cuestión de género. Como no pueden definir lo que soy, no pueden juzgarme.

En el documental se te escucha gritar «La izquierda no me representa» ¿Qué te decepciona de la izquierda brasilera?

Lo que yo grito es «Esa izquierda no nos representa». No me representa ni a mí, ni a nosotras, porque se olvidan del colectivo, reproducen y representan toda la transfobia del sistema. Hay una izquierda que se dice inclusiva pero no lo es. Practica mucho la opresión, discrimina los cuerpos. No nos incluyen en las pautas del partido. Yo fui expulsada porque son VIHfóbicos, serofóbicos, y racistas. Sufrí todo esto de parte de personas que son de izquierda. Es un grito a estas personas, pero específicamente contra el PSOL. Yo siempre digo que nosotras no tendríamos que estar exigiendo tener una voz, ellos deberían llamarnos. Pero no nos llaman, así que tenemos que ir ahí y exigir y pelear.

TÁCTICA Y ESTRATEGIA

¿Cómo nació Casa Nem?

Casa Nem viene por la expresión de Río de Janeiro «¿Cómo estás, Nem?», «¿Todo bien, Nem?». Ya existía un preparatorio en 2015 llamado «Prepara Nem», un lugar que prepara a personas travestis y transexuales para entrar a la universidad. A partir de eso tuvieron la necesidad de que existiera una casa para albergar a estos estudiantes. Así nació «Casa Nem». Una vez que vos pasás por las puertas de Casa Nem nunca más sos la misma persona. Porque quienes viven ahí son las personas más olvidadas y marginadas, personas que nadie las quiere. En ese lugar nace mucha potencia… esas personas solo necesitan ser escuchadas y tener una oportunidad. Y eso es lo que sucede en Casa Nem: son escuchadas y reciben esa oportunidad que nadie les da. En Casa Nem ellas pueden resurgir de cero, probar de nuevo. No existe un espacio como Casa Nem, y tal vez no exista algo así en el mundo entero. Es una casa que acoge, cuida, que protege, pero también reta cuando hay que retar. Es un espacio revolucionario, anti-capitalista, vegane y laico. La Casa Nem es lo que tendría que ser la sociedad: respetar las interseccionalidades de cada persona.

Sabiendo que no te cae bien la academia, ¿por qué te pusiste al frente del proyecto Prepara Nem?

Para mí es importante que las personas ocupen el lugar que les ha sido negado. El hecho de que yo no quiera estar en la universidad no significa que las personas que quieran estar y son oprimidas no puedan hacerlo, por padecer transfobia. Por eso es central que formen parte personas trans, para que ellas vuelvan inclusivos estos lugares tan hostiles. Si la universidad fuera inclusiva tal vez una persona como yo un día podría tener ganas de ir. La universidad es un espacio de poder que tiene que estar disputado, y ya que es un espacio que debe ser disputado que sea un espacio disputado de igual a igual. La universidad es el espacio violento del saber. Es importante que las personas trans puedan tener acceso a la educación para poder cambiarla, para cuestionar la propia educación. Decir «no estoy en estos libros», «no estoy siendo reconocida en este lugar».

¿Por qué decís que para una mujer trans es importante hacer artes marciales?

Las artes marciales no son solo importantes para mujeres trans sino también para todas las personas oprimidas. Es bueno para estas personas tener a su cuerpo como arma de defensa, como escudo. Pero también es bueno saber cómo devolver un golpe para protegerte. Es importante para sufrir un poco menos de violencia. Además, las artes marciales también te calman porque terminás descubriendo qué es de lo que vos sos capaz, qué es lo que podés causar en el otro. Te calma porque al vos tener consciencia sobre tu cuerpo y lo que él puede hacer uno se termina controlando. Muchas veces uno reacciona ante una violencia sin pensar, y al final terminás perdiendo antes de protegerte.

Lo tan temido que anunciás en el documental ocurrió, ganó Bolsonaro. ¿Cómo impactó eso en el colectivo LGBTIQ+?

Con la victoria de Bolsonaro es muy difícil la supervivencia para la comunidad LGBTIQ. La violencia contra las personas trans y el asesinato contra travestis y transexuales aumentó. En lo que va del año, estamos en julio, ya son más de 90 personas trans y travestis asesinades. Es muy complicado vivir en un país donde el propio presidente está a favor de tu muerte. Por eso la lucha continúa y se intensificó, pero al mismo tiempo da un cansancio, un sentimiento de decepción. De pensar dónde estamos ahora, pensando en todo lo que teníamos en el gobierno de Lula y de Dilma. Ahora estamos con un gobierno de ultra derecha, nazi-fascista. En este contexto es muy complicado organizar la lucha para derrocar a este gobierno que es un des-gobierno asesino, LGBT-fóbico.

De todas las protestas en las que Indianara pone el cuerpo hay una que sobresale en la película: la gente corre cuando se escucha el estruendo de los disparos, irrumpen policías arriba de caballos ansiosos por reprimir. Indianara, con su ropa estampada de reclamos y consignas, le ruega a todxs que no abandonen la calle a pesar del peligro, que no la dejen sola. «¡Resistir! ¡Resistir! ¡No se vayan!», grita con voz tan potente y penetrante que no necesita un megáfono para propagarla entre la multitud. De un momento a otro las calles quedan vacías, desoladas. Indianara camina iluminada por el fuego de los objetos que arden a su alrededor. Da pasos sin prisa, observando el campo de batalla a través del acrílico nublado de la máscara que la protege de los gases lacrimógenos. El silencio se rompe, un silbato suena a lo lejos. Ella se queda resistiendo, aunque se hayan ido todxs. De repente, aparecen sus compañeras con una torta vegana. Le cantan el feliz cumpleaños a Indianara, pero apenas empiezan a entonarlo abandonan la clásica y aburrida canción para cantar sus consignas de lucha. «Marica, marica, marica, marica/Ahora, ahora, ahora, ahora». La protagonista recibe su torta de cumpleaños, sonríe y les dice bromeando: «Yo les dije, no inviten a mucha gente para mi cumpleaños, que va a terminar mal. Y mira lo que pasó». Esa es Indianara: no hay límites que dividan su activismo de su vida íntima. Todo cabe en el mismo cuerpo.

Fuente: Página 12

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