Rachel Carson, la bióloga lesbiana que inició el movimiento ecologista
Antes de Rachel Carson, y en pleno auge de la industria, la naturaleza era solo esa cosa verde que estaba a nuestro absoluto servicio. No había consciencia de dañarla ni se sentía responsabilidad ante la posibilidad de hacerlo.
Su revolucionario libro Silent Spring (1962) cuenta sin anestesias cuáles son las consecuencias ambientales de nuestros actos. Señalaba que el uso del DDT, en ese momento muy extendido para tratar cultivos y para el uso doméstico, era absolutamente dañino para el medio ambiente, y posiblemente cancerígeno.
Desgraciadamente el cáncer fue el que se llevó a esta maravillosa bióloga marina justo en su época más crítica y prolífica. Una paradoja que no evitó que sus fantásticos textos fueran leídos en todo el planeta. Rachel es recordada no solo como una divulgadora excepcional, sino también como una fantástica escritora, y se le identifica como la creadora del movimiento ambientalista.
Rachel destruyó poco antes de su muerte la mayoría de sus cartas con su pareja, Dorothy Freeman. Cuenta su nieta Martha que siempre se enviaban cartas con dos textos en el interior: Uno contándose de sus investigaciones científicas y el otro romántico. ¿Las razones? Que Dorothy estaba casada y el marido podía exigirle ver las cartas. La propia Martha publicó en 1995 el libro «Always Rachel», una compilación de las restantes cartas de amor entre ambas.
El título de Silent Spring (Primavera silenciosa) se refiere a que cuando mueran los seres vivos de las cadenas alimentarias superpuestas a los que estamos matando con pesticidas (abejas y demás insectos), crearemos una primavera silenciosa -sin animales- que desencadenará la muerte implacable de nuestra propia especie. Algo tan actual en 2020 que da miedo.
Como Greta Thunberg, y cualquier persona que represente públicamente al movimiento ecologista, fue salvajemente criticada y decenas de científicos reconocidos firmaron un manifiesto para tirar por tierra su batalla contra el uso indiscriminado del DDT.
Decían que no debía ser escuchada porque «solo era una mujer». Uno de sus enemigos llegó a decir públicamente que «siendo tan atractiva, si no está casada tiene que ser porque es comunista». ¡Qué no hubieran dicho si hubieran sabido que era lesbiana! Ningún ataque pudo evitar que gracias a Silent Spring la población mundial se preocupara por primera vez por el medio ambiente, lo que desembocó en la prohibición del DDT (1971 en España y 1972 en EEUU) y en la creación de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU.
Fuente: Ruda