Noticias | septiembre 18, 2020

EnRedar: la agroecología y la economía social crecen en el sur cordobés


El origen y el devenir de la experiencia de EnRedar muestran cómo nuevas alianzas y miradas de lo político pueden dar frutos colectivos. Su nacimiento ocurrió en 2016, gracias al Fondo de Ahorro de Salario de Respeto, creado luego de que ese partido local lograra alcanzar dos bancas en el Concejo Deliberante de la ciudad de Río Cuarto y una en el Tribunal de Cuentas. “Como consideramos que los salarios de esos cargos políticos son muy elevados al compararlos con los de cualquier trabajador, nuestros funcionarios donan el excedente de su salario y, con eso, formamos un fondo de ahorro de donde nace el proyecto”, explica Daniela Jara, una de las impulsoras de la red e integrante de Respeto. Y explica que esos ahorros también han contribuido a generar otras experiencias participativas en la ciudad.

Así, lo que inició como una línea de micro créditos a emprendedorxs se transformó en un enredo que hoy abarca una cooperativa sostenida por diez personas, mujeres en su gran mayoría; 40 productorxs locales y cientos de consumidores mediante mercados solidarios y sistemas de compra online de alimentos sanos y productos artesanales; una experiencia de trueque por los barrios, campañas de donaciones para sectores populares; talleres de gastronomía saludable; y acompañamiento a experiencias agroecológicas. La pandemia, pese a todos los obstáculos, hizo crecer el proyecto y demostrar su importancia para el desarrollo local y para la vida de muchxs vecinxs.

De los barrios a las huertas

Daniela cuenta que el proyecto fue tomando forma a partir del trabajo que organizaciones ya venían haciendo en los barrios de Río Cuarto: “Veíamos que había gente que quería iniciar emprendimientos y no tenía un capital para hacerlo, entonces, empezamos a dar micro créditos. Transitando ese camino, nos dimos que los emprendedores necesitaban muchas otras cosas para funcionar, sobre todo, acompañamiento, capacitación y la comercialización, que era lo más complicado para ellos. Entonces, empezamos a formar una red de emprendedores/as donde ayudarnos entre todos, por ejemplo, hacer compras colectivas de insumos y organizar ferias”.

Aparecieron, entonces, otros emprendimientos: una huerta y una granja que producían en los alrededores de Río Cuarto de manera agroecológica, sin la utilización de agrotóxicos, y que tenían muchas dificultades para vender su producción y darla a conocer. Fue así que EnRedar empezó a armar y comercializar bolsones de verdura, y encontraron una gran demanda de alimentos sanos. “La gente se iba enterando de que teníamos esas producciones y nos pedían, y los productores que también se iban enterando venían a participar de la lista. Así fue que, en poco tiempo, creció muchísimo: actualmente, hay unos 40 productores locales y 10 de otras provincias, que hacen alimentos que no se producen en Río Cuarto, para lo cual articulamos con otros comercializadores”, cuenta la integrante de EnRedar.

Así fue como se constituyó esta red, que hoy es una confluencia de la agroecología y la economía social. Los productos que comercializan no sólo incluyen alimentos agroecológicos, sino también productos artesanales realizados desde la autogestión que no utilizan químicos ni aditivos y que van desde mermeladas y panificación hasta elementos de cosmética y pantuflas.

De tierras fumigadas a alimentos sanos
El sur cordobés es la región más afectada a nivel provincial por el avance de la sojización y el modelo agroindustrial que funciona a base de semillas transgénicas y fumigaciones. Sin embargo, en los últimos años, como brotes en medio del desierto verde, han comenzado a multiplicarse las tierras que intentan producir alimentos sin venenos. Las producciones que se han ido sumando a EnRedar demuestran este crecimiento así como la diversidad de experiencias que confluyen en la agroecología.

Los quesos que distribuyen, por ejemplo, provienen de la Granja Siquem, un hogar-escuela para niñxs y adolescentes en situaciones de exclusión ubicada en Las Higueras –localidad vecina a Río Cuarto-. Daniela cuenta que, al cumplir 18 años, lxs jóvenes dejan ese hogar y no había alternativas de sustento para ofrecerles, fue así que, en esa misma granja, nació la cooperativa La Soberana para producir quesos y abono orgánicos, que ahora se venden en la región.

EnRedar también comercializa un bolsón de carne de cerdo de la Cooperativa Cooperchac, que además de eliminar cadenas de explotación, producen carnes sin aditivos ni antibióticos. En un contexto donde el país discute la instalación de mega granjas que están lejos de ser alimentos para la ciudadanía, en diferentes pueblos del sur de Córdoba chacarerxs sostienen la cría tradicional de animales a campo.

Ecohuerta es otro de los proyectos que participan de la red y que se dedica principalmente a la producción de hortalizas. Uno de sus integrantes, Diego Gagliardeti, cuenta a La tinta que todo empezó cuando se conocieron con su actual socio y compartieron sus intenciones de producir alimentos de otra forma. Así fue que alquilaron un predio en Las Higueras, gestionaron un crédito de la Provincia y, con ello, lograron armar un invernadero, comprar un rotocultivador y generar un sistema de riego. “El resto fue coraje, entusiasmo y ganas”, dice Diego. Y agrega que el convencimiento personal es indispensable para llevar adelante una producción sin venenos.

“Acá, en Río Cuarto, se ve un notable aumento de la agroecología, hay mucha más gente interesada, pero estamos en una zona muy neurálgica de la agricultura tradicional, con el paquete tecnológico de semillas modificadas y químicos para todo el proceso, ya sea para agricultura extensiva como maíz, soja, maní, o también en agricultura de menor escala, como la hortícola. Lo que nosotros usamos son preparados biológicos o combinación de especies que hacen que las plagas se vean reducidas o no las tengas: se trabaja más en la prevención que en atacar un problema que aparece”, explica el agricultor.

De las huertas a las casas
“Lo mejor que nos pasó en esta vida de huerta fue EnRedar”, dice Diego. Y agrega: “Ha sido una gran experiencia trabajar a nivel cooperativo y este contacto casi directo con el consumidor, recibimos mensajes y consultas, y está bueno para la gente poder comprar un producto que sabe de dónde viene, cómo se hizo. Y nos parece muy positivo que el precio sea manejado entre las partes y que, a la vez, al consumidor no le llegue un producto de elevado costo porque la idea era que nuestros productos estén al alcance de todos y no solo de un sector. Y EnRedar fue a cerrar perfectamente ese círculo”.

Comenzar a participar de esta red obligó a los integrantes de Ecohuerta a crecer y aumentar la producción, gracias a que aumentó la demanda. Y les permitió empezar una nueva etapa: hace poco, se venció el contrato del predio que alquilaban y decidieron asociarse con una propietaria que también es productora agrícola para mudarse a una tierra más grande y estable en el tiempo, en la zona de Tres Acequias. “Nos animamos a hacerlo porque teníamos el apoyo de la cooperativa y sabíamos que nuestros productos estaban de algún modo siendo esperados”, cuentan.

La experiencia de la cooperativa nacida de Respeto mostró que muchxs consumidorxs esperan en el otro extremo de este círculo. Según cuenta Daniela Jara, eran muchas las personas que estaban buscando otro tipo de consumo, pero se encontraban dispersas y con dificultades para acceder a alimentos sanos: “Todos manifiestan que les solucionó un problema porque en EnRedar encuentran todo junto, ahora hasta tenemos productos de limpieza biológicos traídos de Villa Dolores. Incluso, algunos nos dicen que ya casi no van al súper porque hacen sus compras acá”.

Desde la red, también trabajan para educar a cada consumidor en relación a los tiempos y variables que implica esta forma de producción, y para que conozcan las historias de vida que hay detrás de cada producto. Para ello, dan a conocer a lxs productorxs mediante sus redes y poseen un espacio en una radio de Río Cuarto donde, cada sábado, un productor cuenta sobre su emprendimiento.

De la pandemia al trueque y la solidaridad
Al igual que para muchos otros espacios que promueven la soberanía alimentaria y la economía social y solidaria, la pandemia significó un crecimiento importante para la cooperativa de Río Cuarto y señaló la necesidad de hacer cambios en nuestras formas de vivir, trabajar y alimentarnos sin olvidar el cuidado del medio ambiente.

“Desde que empezó la cuarentena, EnRedar tuvo un crecimiento: se sumaron más productores porque, como no se hacían las ferias, ofrecimos un espacio en nuestra sede para que puedan vender ahí. Y consumidores también porque, con la cuarentena, hay muchos más pedidos de gente que completa el formulario online desde su casa y se lo llevamos. Incluso, pusimos siete nodos en la ciudad para que también fuera más fácil ir a buscar los productos”, cuenta Daniela.

Al mismo tiempo, esta época les obligó a hacer cambios en otras actividades que sostenía la red. Una de ellas fue una feria de trueque que realizaban desde Respeto: un encuentro que iba rotando por diferentes barrios de la ciudad y que también le permitía a EnRedar llegar a personas que no son sus consumidores habituales y que provienen de otros contextos. “El truque se hace con todo tipo de productos, pero apuntamos a que sean producciones y después incorporamos usados, para motivar a que la gente ‘busque sus dones’, como se dice en la economía social, porque siempre hay algo que saben hacer, aunque sea plantines en su casa”, cuenta Daniela, que también es productora de panificados. Y explica que, ahora, para adaptarse a la cuarentena, el truque funciona mediante un grupo de WhatsApp, donde cada participante publica lo que tiene para trocar.

La solidaridad también es parte fundamental del trabajo de la cooperativa en estos tiempos de pandemia. El partido Respeto brinda asistencia en diferentes barrios y territorios ante las dificultades económicas que genera el aislamiento y que lleva a que muchos hogares no puedan satisfacer la alimentación básica. Es por esto que, recientemente, iniciaron una campaña de Donaciones desde EnRedar: al completar su pedido online, lxs consumidorxs pueden elegir alimentos para aportar a un bolsón solidario que se entrega a quienes más lo necesitan.

Desde Río Cuarto, ciudad que volvió a Fase 1 y que es hoy una de las zonas más críticas de circulación del virus, desde este espacio repiten la importancia de tejer redes para cuidar la vida y para que “el distanciamiento social no signifique estar solxs”.

Fuente: La Tinta

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