Aristide, el presidente de Haití derrocado dos veces por EE.UU.
Tras solo ocho meses como presidente de Haití, Jean Bertrand Aristide fue derrocado el 30 de septiembre de 1991, cuando el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de ese país, el general Raoul Cedras, anunció que era él quien asumía el poder de la nación.
Una parte del Ejército se sublevó contra el presidente –el primero electo de forma democrática en ese país– hasta arrestarlo en el Palacio Nacional, lo que dejó un saldo de 30 muertos y alrededor de 200 heridos de bala ante la rebelión de los militares.
Las radios no salieron al aire, el aeropuerto de Puerto Príncipe cerró y la casa del presidente fue asediada por disparos. Muchos salieron a las calles en defensa del primer presidente haitiano elegido democráticamente, pero recibieron la respuesta con tiros de los sublevados, por lo que las vías quedaron desoladas.
Mientras tanto, al sur de Estados Unidos (EE.UU.) varios manifestantes quemaron muebles, neumáticos, una bandera norteamericana y otros objetos, al conocer sobre el golpe de Estado al presidente.
Desde su llegada al poder, Aristide buscó sanear la administración pública y las empresas estatales, caracterizadas por la corrupción, pero no tocó otros graves problemas del país.
El apoyo al golpe llegaba del entonces presidente de EE.UU., George Bush. Desde Washington se orquestaba la represión, pero por la influencia internacional y la propia intervención de EE.UU., Aristide fue devuelto a su cargo en 1994, para ser nuevamente derrocado con la ayuda estadounidense en el año 2004.
“Estados Unidos ha estado activamente involucrado en la creación de la crisis de Haití… El señor Noriega, que es el que gestiona la política de Estados Unidos (en Haití), está apoyando a Andy Apaid y a su organización, el Grupo 184, que a su vez recibe financiación del Instituto Republicano Internacional”, denunció la entonces congresista demócrata estadounidense, Maxine Waters.
Jean Bertrand Aristide, exsacerdote católico, ganó las elecciones presidenciales con el 92 por ciento de los votos, y asumió la presidencia de Haití, por segunda ocasión, a inicios del 2001.
El jefe de Estado fue fuertemente criticado por no ponerle freno a la corrupción, lo que generó una crisis política en el país caribeño, debido a que los haitianos, además, no encontraban salida a sus problemas. Más de la mitad de la población en condiciones de pobreza y sin saber leer ni escribir. Promedio de vida de 45 años.
Las manifestaciones contra el mandatario se tornaron violentas en Puerto Príncipe (capital). Ante ese contexto, ocurrió la intervención militar de EE.UU. en Haití en el 2004, con el supuesto objetivo de responder a las protestas del país contra un presidente electo democráticamente.
El Gobierno estadounidense creyó que el derrocamiento de Titid (como apodaban a Aristide) era necesario para lograr una estabilidad en Haití. Mientras tanto, la Organización de Estados Americanos (OEA) tuvo oídos sordos y boca cerrada en lo correspondiente al golpe de Estado. Nada dijo. Europa, como Washington, también apoyó el golpe.
Jean Bertrand Aristide fue secuestrado –al igual que ocurriría con el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, en el 2009– por un comando militar de EE.UU., y fue obligado a abandonar el país. Partió a Sudáfrica el 29 de febrero de 2004, donde se reconoció como el legítimo presidente de Haití.
Si bien la Comunidad del Caribe (Caricom) y la Unión Africana (UA) denunciaron el golpe contra el legítimo mandatario haitiano, en ese país caribeño terminó instaurándose un gobierno provisional bajo la imagen de Gerard Latortue. La situación en esa zona de La Española se agravó aún más con el devastador terremoto de 2010.
El entonces presidente de Haití, René Préval (primer ministro durante el primer mandato de Aristide) denunció la situación de los millones de haitianos que no tenían techo y vivían en las calles, y que toda la ayuda internacional para contrarrestar la situación en el país era controlada por manos externas.
Haití vio morir a muchos de sus hijos con el terremoto. Vivió la represión de agentes foráneos, vio cómo se demolía su infraestructura y vio cómo, a pesar de tanto caos, sobrevivía una pared en la que se leía un grafiti: “Titid, regresa rápido, rápido”. Aristide no pudo tocar suelo haitiano hasta que se lo permitieron en marzo de 2011.
Hoy, Haití vive nuevamente una situación de crisis en medio de la pandemia de la Covid-19 que asola el planeta. Diversos sectores de la población se manifiestan en las calles por el impacto de la actual emergencia sanitaria.
Fuente: Telesur