Noticias | octubre 1, 2020

La última entrevista a Quino: “Siempre me impresionó que Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos”


En su luminosa casa de Mendoza, y rodeado de sus cercanos, Quino celebró su último cumpleaños el 17 de julio pasado. En la celebración hubo pasta, torta de dulce de leche y vino. Con movilidad limitada y visión reducida debido al glaucoma, el ilustrador fue celebrado en redes sociales por sus editores y sus miles de lectores. Aunque no tuvo hijos, Quino es el padre de la niña más célebre de las historietas argentinas, Mafalda.

Nacido como Joaquín Salvador Lavado en 1932 en España y criado en Argentina desde los 4 años, Quino murió hoy debido a un accidente cerebrovascular. Hijo de padres españoles, republicanos y anticlericales, creció en un ambiente que siempre cuestionó la autoridad y las injusticias. Ese espíritu es el que heredó Mafalda, la niña inconformista que se ríe luego de leer la definición de democracia en el diccionario y que se pregunta qué habrán hecho ciertos sures para merecer ciertos nortes.

Reacio a las entrevistas, Quino era un hombre discreto y de pocas palabras. Sus ideas las vertía en el universo gráfico que concibió, animado de inteligencia, humor y de un sentido antibélico y contra las desigualdades sociales.

Una de las últimas entrevistas que ofreció fue para el documental Buscando a Quino. Rodado en 2018 por Boy Olmi, el filme de 25 minutos se estrenó este año y ofrece un retrato personal del dibujante que perdió a sus padres en la niñez y creció junto un tío también llamado Joaquín, diseñador y artista gráfico del que heredaría el interés por el dibujo. Para diferenciarlo del tío, al sobrino lo llamaron Quino.

“La Guerra Civil española me marcó muchísimo”, dice en el documental el ilustrador que comenzó su trayectoria en 1954 y dio vida a Mafalda en 1964.

A través de Mafalda, Quino recogió el espíritu de la época y logró identificar la vida, dificultades y aspiraciones de la clase media argentina. La historieta se publicó con éxito hasta 1973, cuando Quino se exilió en Italia. Mafalda entonces quedó en silencio.

Esa decisión, explica en el documental, respondió a que Mafalda “no podía callarse todas las barbaridades que ocurrían en ese entonces”.

Traducida a 20 idiomas, Mafalda, la niña progresista y preguntona, se volvió “una heroína de nuestro tiempo”, como la llamó Umberto Eco. El personaje llevaría a Quino a recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Humanidades en 2014.

En la entrevista, Quino cuenta que una de sus pesadillas recurrentes son los nazis: “He soñado mucho con los nazis siempre, a los nazis los he tenido en la mira de mi fusil, quizás la maldad me atraía”, dice y agrega: “Es que hay mucha maldad”.

Y aunque creció en un ambiente anticlerical, la figura de Dios no está ajena a sus ilustraciones: “Esta cosa del bien y el mal me ha impresionado desde chico, que Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos”, aventura. “Los malos son más, además Dios es muy malo, y también muy bueno”, agrega.

Con los ojos cerrados durante la conversación, Quino cuenta que otros de sus sueños recurrentes es que vuelve a hacer el servicio militar. Y cuando le dice al oficial a cargo que él ya cumplió con el servicio, este le responde: “Sí, pero tenés que hacerlo de nuevo… Lo pasé muy mal”, recuerda.

¿Qué le diría al Quino joven?, le pregunta Boy Olmi, observando un retrato del ilustrador adolescente que cuelga de una pared. “Le diría ¿viste que no era para tanto? Y bueno, sí, es jodido, pero no era para tanto”, responde.

Fuente: La tercera

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