Protestaron en Córdoba contra el Golpe de Estado en Perú
El Congreso de la República consumó un golpe de Estado a través de la vacancia presidencial a Martín Vizcarra, por actos de corrupción. En los últimos días, miles de peruanos/as se están manifestando en contra, no solo de este “gobierno” ilegítimo, sino también de la política neoliberal instaurada por la dictadura de Alberto Fujimori, hace casi 30 años. En consonancia con lo que sucede en el Perú, en Córdoba, se movilizaron hacia el Consulado peruano para hacer sentir sus voces.
En estos días, esta pregunta recorre miles de teléfonos de peruanos/as que viven en la Argentina. Amigos/as argentinos/as o de otras nacionalidades nos consultan “¿qué pasa?”. Entre mensajes, audios y llamadas, tratamos de responder algo que no tiene una respuesta sencilla.
Cuando intentamos dar respuestas, la primera inquietud que nos surge es ¿desde dónde comenzar a contar? ¿Desde Fujimori? ¿De cuando el dictador cerró el Congreso? ¿De cuando el Congreso se constituyó en unicameral? ¿De cómo está constituido el Congreso, cuáles son sus facultades? ¿De cómo se mezclan los nombres de presidentes o funcionarios/as con Odebrecht, Lava Jato, mineras y más? ¿De cómo la supuesta estabilidad económica refleja grandes desigualdades históricas y sociales? ¿De cómo nos quitaron nuestros sueños y migrar fue una opción?
Podríamos comenzar contando, como nos enseñó Quijano, sobre la “colonialidad del poder” en el Perú o a través de las palabras de Mariátegui al referirnos al “problema del indio” o resaltar las desigualdades sociales entre las sierras, la costa y la selva. Podríamos, siguiendo a Arguedas, narrar cómo Don Braulio¹ se quedó con el agua del pueblo o hablar, también, de desaparecidos/as, de esterilizaciones forzadas, de violencia institucional y de géneros, de desidia, de abandono. O, simplemente, contar las historias de migraciones que proyectan parte de estas injusticias.
Al historizar, dolorosamente, cómo se constituyó y desarrolló el Perú, comprendemos que, en la disputa sobre qué somos y, particularmente, qué es la democracia, un pequeño grupo dominante nos “obligó” a votar/elegir entre quién roba más y quién roba menos, nos intentaron enseñar que, para ser mejores, tenemos que ser serviles o que alzar la voz y protestar era de violentos/as. Este grupo, con aires superiores y libres de indultos, nos quiere dormidos, con miedos, nos amenaza con quitarnos el derecho a la libertad y a la esperanza. Pero estamos, poco a poco, despertando y decimos: ¡Ya no más!
Otra vez en el Consulado: Ni Merino ni Vizcarra, refundar el Perú
En Córdoba, nos reunimos al frente de un Consulado, cerrado, para apoyar las movilizaciones que se están realizando en Perú, en repudio a la destitución del presidente Martín Vizcarra y al nombramiento de Manuel Merino como su sucesor.
Desde el momento en que se supo de la vacancia presidencial, comenzaron a gestarse manifestaciones en repudio. Las balas y los gases lacrimógenos no se hicieron esperar. Las y los peruanos que vivimos en otros países comenzamos a preguntarnos qué hacer, cómo acompañar, cómo cuestionar esta medida. Rápidamente, empezamos a organizarnos. No es la primera vez que protestamos frente al Consulado. En los últimos años, algunos/as participamos de un plantón por la Masacre de Bagua² , también nos movilizamos con el lema de “No a Keiko” (hija del exmandatario condenado por crímenes de lesa humanidad, quien era candidata a la presidencia), en repudio al Indulto de Fujimori, por la exigencias del voto en el exterior, entre otras luchas.
Este jueves, integrantes del GLPP, de Nuevo Perú-Córdoba y peruanos/as residentes en Córdoba protestamos una vez más frente al Consulado porque comprendemos que lo que pasó en el Perú es un golpe de Estado. La destitución del presidente Vizcarra por “incapacidad moral permanente” es inconstitucional. Según el artículo 113 de la Constitución, el Presidente sólo puede ser acusado durante su período por traición a la patria o por impedir las elecciones, entre otros casos. Ninguno de ellos se refiere a poder vacar al presidente por supuestos delitos cometidos previamente a su cargo.
No estamos sugiriendo que Vizcarra sea inocente, es muy probable que sea culpable, sino que estamos en contra de una maniobra que, como ya dijimos, es inconstitucional. Una maniobra que vuelve a interrumpir un proceso democrático y que nos lleva a una inestabilidad institucional.
Una maniobra que, en la práctica, anula la división de poderes, porque el nuevo gabinete con Flores-Araoz a la cabeza (un personaje que representa a la vieja política: conservador y machista, que un día llamó alpacas y llamas a las y los peruanos del Andes) es producto de las negociaciones de las bancadas golpistas.
Ahora bien, ¿por qué vacar a un presidente a 5 meses de una elección en un contexto de pandemia, en la cual se registraron 35 mil peruanos/as fallecidos/as, aunque se estima que el valor puede ser el doble, y se generaron 7 millones de nuevos pobres?
El “gobierno” de Merino, ilegítimo, no constituye un proyecto de país que articule las demandas de los diferentes sectores políticos ni de aquellos que consumaron la vacancia. Estos no tienen un programa en común. En la vacancia, confluyen intereses de poder, económicos y partidarios³.
Dato no menor: en el Congreso, hay 68 congresistas procesados. El nuevo presidente del Congreso, Luis Valdez, cuenta con 50 procesos de investigación abiertos. Su continuidad “en el poder” le permite conservar la inmunidad parlamentaria.
A partir de dilucidar estas maniobras, comprendemos que no están interesados en resolver la crisis sanitaria ni la pobreza en ascenso ni las grandes desigualdades estructurales del país. Su preocupación central radica en defender sus negocios y sus intereses particulares, en el marco del modelo neoliberal.
Lo que se constituye por estos días en el Congreso es el reflejo de una crisis política que lleva muchos años (esto se evidencia con los casos de corrupción que involucran a prácticamente toda la clase política). Asimismo, la pandemia por COVID-19 ha desnudado la perversidad del modelo neoliberal, que evidencia la inviabilidad de un Estado decrépito, atado de pies y manos para defender y ampliar derechos.
Hoy, nos encontramos en un momento crucial, donde las y los ciudadanos, colectivos, organizaciones sociales, sindicales, feministas, indígenas tenemos el deber y la responsabilidad de defender la democracia. Es el momento de iniciar un diálogo desde abajo y desde adentro respecto a qué tipo de Estado, qué tipo de democracia y qué economía queremos para nuestro país.
Entre tanta indolencia, odio y apatía, las y los jóvenes (y no tan jóvenes), poco a poco, nos organizamos y comenzamos a discutir, a reflexionar, “a salir a la calle” para realizar plantones y manifestar nuestras críticas. Somos parte de este grupo, heterogéneo y diverso, que piensa y sueña con que otro Perú es posible, y que se propone colectivamente refundar el Perú.
* Por Grupo de Lectura de Pensadores/as Peruanos/as (GLPP) Córdoba para La tinta: Alvaro Torero (Nuevo Perú-Córdoba), Zuleika Díaz Ruiz, Gilda Aquino y Angélica Alvites.
¹Don Braulio es un personaje de Arguedas en su libro Agua, de 1935, en donde se relata la preocupación de los pobladores: “−Agua, niño Ernesto. No hay pues agua. San Juan se va a morir porque don Braulio hace dar agua a unos y a otros los odia. Pero don Braulio, dice, ha hecho común el agua quitándole a don Sergio, a doña Elisa, a don Pedro. −Mentira, niño, ahora todo el mes es de don Braulio, los repartidores son asustadizos, le tiemblan a don Braulio. Don Braulio es como el zorro y como perro”.
² En el gobierno de Alan Garcia: “Una protesta indígena que llevaba 54 días desembocó […] en una matanza, cuando las fuerzas de seguridad dispararon contra los nativos que bloqueaban una carretera en la Amazonia”. (https://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-126186-2009-06-06.html).
³Por dar algunos ejemplos: por un lado, el partido Unión por el Perú (UPP), fundado en 1994, quiere la libertad de Antauro Humala, el cual está preso desde 2005 por encabezar la asonada (motín) denominado Andahuaylazo. Por otro lado, parte de Podemos Perú (PP), fundado en el 2018 por José Luna Gálvez, quiere reformar la ley de educación, porque la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU) le negó la licencia a una de sus universidades al no garantizar una educación de calidad para sus estudiantes. Quieren reformar la ley de educación para seguir con sus negocios de universidades truchas sin la regulación del Estado. Asimismo, varios partidos apuestan avanzar sobre el Tribunal Constitucional quienes discuten la inconstitucionalidad de esta vacancia. A su vez, estos quieren apoderarse del Ministerio Público y el Poder Judicial para que frenen las investigaciones en su contra (generalmente actos de corrupción).
Fuente: La Tinta