Nuestramérica. A 190 años de la muerte del Libertador Simón Bolívar
¿Cómo se hizo posible que un hijo de uno de los hombres blancos, más ricos y aristocráticos de Venezuela, hubiera congeniado y convivido hombro a hombro con mulatos, esclavos y libertos, zambos y crolos, indios y llaneros que formaron sus ejércitos libertarios?
La hermosa villa de Bolibar en «Euskal Herria» o País Vasco, se dispone a conmemorar con acto institucional, este 17 de diciembre de 2020, un año más de la muerte física del Libertador Simón Bolívar. Mi amigo Asier Altuna, después de haber leído la última edición de mi libro que hizo el historiador y profesor de la UPV-EHU, Alexander Ugalde Zubiri (disponible en este enlace https://labur.eus/vjpAm), me invita, dentro de esta celebración, a escribir un breve artículo sobre «el Libertador y su actualidad en el siglo XXI».
Tres pensamientos me llegaron tan pronto leí la invitación de Asier. El primero, tiene que ver con la actualidad de la revolución francesa de 1789, de la cual es hijo directo en nuestramérica el Libertador. Entonces, me recuerdo de lo que dijo ese gran revolucionario chino Chou Enlai, cuando en 1969 con motivo de la celebración del 180 aniversario de la revolución francesa, y un periodista occidental le preguntó si opinión sobre esta, a lo cual sonriendo respondió: «¿ No cree usted que es demasiado pronto para dar una opinión sobre ella?». Exactamente pasa igual con el legado y la praxis del Libertador y de su proyección universal a lo largo de los tiempos, que apenas comienza a encarnarse en la vida real de nuestramérica y por qué no, quizás un poco fuera de nuestro continente. No tengo la menor duda que los ideales libertarios, unitarios e integradores del Libertador se abrirán camino mediante una obstinada lucha contra sus opositores, que intentan detener la Historia o hacerla regresar a la oscuridad feudal.
El segundo, pensamiento como un día me dijo el profesor Alexander, es el «limitado» trato dado por los actuales vascos a uno de sus más paradigmáticos representantes. El Libertador no fue «hijo y nieto de Camborios», andaluces o de la Extremadura, o españoles del sur que junto con los marranos conversos del litoral fueron enviados a la América española a conquistarla o mejor a «depredarla». Fue hijo y nieto de vascos que, por razones impuestas por la Corona española conservaron su «sangre», pero no solo su sangre, también y eso es evidente, el recio temple libertario que ha acompañado al pueblo vasco a lo largo de su larga historia como pueblo. De sus ancestros por ejemplo recibió la mención directa que le hizo su padre sobre el loco de la nave, Lope de Aguirre, aquel marinero vasco cenceño y baldado que en 1560 le escribe una famosa e histórica carta al «falsario e ingrato» rey español desafiándolo directamente, y quien por poco logra realizar su aventura alucinada. Carta que leyó en su adolescencia y siempre conservó como enseñanza, que invito a leer aquí: https://labur.eus/AZqPI
El tercer pensamiento, tiene que ver con su mestizaje, sino racial sí cultural y que le dio toda su grandeza como representante de un continente totalmente mestizo como lo es nuestramérica. Quien lo dude puede leer una de las mejores y más representativas muestras de su genialidad como es la carta de Jamaica, escrita en 1815 cuando apenas comenzaba su gesta libertaria y se puede leer aquí. https://labur.eus/020lm
Muchos historiadores europeos, o eurocéntricos siempre se han preguntado, ¿cómo se hizo posible que un hijo de uno de los hombres blancos, más ricos y aristocráticos de Venezuela, hubiera congeniado y convivido hombro a hombro con mulatos, esclavos y libertos, zambos y crolos, indios y llaneros que formaron sus ejércitos libertarios? La respuesta siendo sencilla fue ocultada durante muchos años por sus biógrafos: El Libertador, debido a una posible enfermedad tuberculosa de su madre, tal como lo ordenaba la medicina de esa época, tuvo que ser entregado, una vez nacido, a la negra esclava de la hacienda San Mateo, Hipólita, quien estaba amamantado a su pequeño hijo Dionisio, de la misma edad del Libertador, para que también lo amamantara y lo criara. Así que como el mismo Libertador lo reconoció su madre emocional fue una negra esclava y su hermano gemelo de crianza con quien jugó y peleó en su primera infancia fue un esclavo. Este pequeño hecho familiar y psicológico que apenas empieza a ser valorado en su tamaño, no deja duda de la profunda y enraizada convicción antiesclavista y libertaria que siempre animó al Libertador a lo largo de toda su vida, que incluso le ganó el odio más acerbo de los latifundistas esclavistas neogranadinos (colombianos) como F. P. Santander y demás conspiradores asesinos que intentaron darle muerte en su lecho en Bogotá en setiembre de 1828.
Por último, dar gracias al esfuerzo tan grande que hizo el comandante Hugo Chávez en 2012, para recuperar científicamente las reliquias y restos óseos del Libertador, darle una presencia real y aclarar el diagnostico científico, genético y microbiológico de la causa de su muerte: una enfermedad respiratoria crónica no tuberculosa, compatible con una micosis pulmonar tipo histoplasmosis, que despejó la especulación histórica sobre la tuberculosis o «consunción» que dejó dictaminado el cirujano militar estadounidense Mr. Night (Sr. Noche) quien llegó apresuradamente en la goleta de guerra Grampus a Santa Marta, aquel 17 de diciembre de 1830 a mirar al agonizante y delirante Libertador, y a confirmarle a su gobierno que ya no se embarcaría, nunca más, rumbo a Europa.
Fuente: Resumen Latinoamericano