Protestan ante un nuevo caso de gatillo fácil en Córdoba capital
Isaías Luna fue asesinado de un tiro en la cabeza por parte de un efectivo de la Policía de Córdoba, mientras se desarrollaba el robo a una vivienda de barrio Urca. Su familia asegura que estaba desarmado, que no tenía antecedentes, que salió a robar porque estaba desesperado sin trabajo y que, desde la Policía, le plantaron un arma para justificar el fusilamiento.
Familiares y amigxs de Isaías Luna concentran este lunes a las 17:30 en la intersección de calles Tristán Narvaja y Asturias para seguir exigiendo justicia por el joven que, el pasado viernes 18 de diciembre, fue asesinado por un efectivo de la Policía de Córdoba en el contexto de un robo domiciliario en barrio Urca, en la zona norte de Córdoba capital.
Su familia acusa que, si bien Isaías estaba cometiendo un delito, el policía lo fusiló a pesar de que estaba desarmado y que, luego, le plantaron un armar para justificar el tiroteo, maniobra que la fuerza provincial ha utilizado hasta el hartazgo y que quedó en evidencia con el caso de gatillo fácil de Blas Correa.
Wilson Luna, su papá, denunció que “armaron una escena” para justificar el asesinato del joven de 21 años: “Mi hijo no era delincuente, mi hijo se equivocó. La necesidad de la vida, se desesperó, tenía un hijo, estaba sin trabajo porque se dedicaba a la construcción y estaban paradas las obras. Eso lo llevó a cometer una locura, pero no tenía antecedentes delictivos”, indicó a Radio Universidad.
Y agregó: “Acá fue gatillo fácil, se ejecutó a un pibe. Hay cárceles, hay justicia, lo hubieran llevado preso y yo estaría firme con eso, pero no meterle un tiro en la cabeza, ejecutarlo, y ponerle un arma herrumbrada en la mano derecha cuando mi hijo es zurdo neto, de pies y manos. Los mismos damnificados del robo dijeron que nunca vieron armas. Hicieron una locura. Tenés mil formas, pegale en la pierna, en un brazo, no le pegués un tiro en la sien”.
Desde la institución policial, reconocieron que no hubo intercambio de disparos, aunque adujeron que estaba en riesgo la vida del efectivo de la fuerza de seguridad. El fiscal Juan Pablo Klinger imputó al uniformado por “exceso en la legítima defensa”, mientras que a los otros dos efectivos que llegaron a la escena después de él los acusó de “encubrimiento calificado”.
Fuente: La tinta