Noticias | enero 4, 2021

Chile. Gobierno de Bachelet y Carabineros intentaron encubrir asesinato de Matías Catrileo


Matías Catrileo Quezada tenía 23 años y estudiaba agronomía en la UFRO cuando el cabo segundo de Carabineros Walter Ramírez, lo asesinó disparándole por la espalda durante un proceso de recuperación territorial en el Fundo Santa margarita, en Vilcún. La bala de la subametralladora UZI le perforó el pulmón al weichafe que había dejado la waria para luchar por la causa de su pueblo que hoy conmemora 12 años de los hechos que el gobierno de Bachelet y Carabineros intentó encubrir por diversas vías.

El 3 de enero de 2008, un grupo mapuche en resistencia realizó una toma pacífica en el fundo de propiedad del empresario Jorge Luchsinger, tierras reivindicadas por la comunidad Lleupeco-Vilcun. Ante la presencia de Carabineros, que empezó a disparar sin ninguna provocación, los comuneros huyeron y Matías, militante de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), fue herido de muerte.


El actual senador Felipe Harboe (PPD), quien en ese entonces se desempeñaba como subsecretario del Interior, aseguró que la víctima estaba armada, que atacó a los policías que concurrieron a desalojar el lugar y que por esa razón ellos respondieron. “Ese enfrentamiento, según información policial, se produjo entre estos comuneros y Carabineros recibiendo fuego cruzado y por tanto se respondió con armas de fuego”, puntualizó el funcionario de Bachelet.

Hoy Felipe Harboe es Senador por el partido de centroderecha PPD y un autocandidato para la “convención constitucional”, instancia concensuada por la “oposición” y el gobierno de Piñera.
La versión oficial fue reproducida por los medios informativos de la época y sirvió como justificación para la militarización de varias zonas del Wallmapu en las semanas posteriores. Desde la esfera gubernamental se habló de terrorismo financiado desde el extranjero y de armamento de guerra en manos de las comunidades mapuche, falacias que con el tiempo quedarían en evidencia.

Las acciones de encubrimiento continuaron cuando la familia Catrileo Quezada llegó al Servicio Médico Legal de Temuco, en cuyas dependencias se efectuó la autopsia. Según explica el historiador Fernando Pairicán, la directora de la repartición, Viera Barrientos Orlof, se acercó a los familiares y les comentó que a partir de la autopsia hecha, la trayectoria de la bala había sido de adelante hacia atrás, de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo.

“No soy experta, agregó la doctora, pero dejó instalada una duda que al poco tiempo creció para convertirse en posible impunidad y que solo, las batallas judiciales encabezadas por la familia han permitido revertirlo, con un desgaste emocional infinito”, explica Pairicán en su biografía de Matías Catrileo.

La tesis del enfrentamiento surgió de las mentiras del coronel Cristián Llévenes, quien dijo que “el carabinero solamente hizo lo que tenía que hacer, es decir repeler un ataque del que estaba siendo víctima…los dos policías fueron rodeados por unos 30 encapuchados, quienes incendiaron una serie de fardos de paja y luego lanzaron piedras y dispararon con una escopeta contra el personal de Carabineros, lo que motivó que los policías respondieran el ataque con disparos de subametralladora Uzi, por lo cual el cabo percutó seis veces”.

El pre informe de autopsia, firmado por la doctora Olivia Escobar Gallardo, corroboró las falsedades del SML. “El trayecto, descrito en posición anatómica, es de adelante a atrás, de derecha a izquierda y de arriba a abajo. Desde el punto de vista médico legal, y de acuerdo a los antecedentes disponibles hasta el momento, la muerte se considera homicida”, describe el documento.

Pairicán relata que “Al mismo tiempo que dejaban a Matías (sus compañeros) bajo un árbol, guardaron su polera, entregándosela a la familia días después. Por estas razones la familia confió en los peritajes de Investigaciones de Chile y decidió entregar a ellos esta prueba…la polera, luego de ser periciada por el Laboratorio de Criminalística de Temuco, fue enviada por avión institucional a La Serena, con el propósito de que se le practicase un estudio de trazas metálicas y un examen de ADN para establecer la verdadera trayectoria del proyectil”.

Haciendo gala de su tradicional racismo, la élite política chilena empezó denostar la lucha del pueblo mapuche por la recuperación de las tierras usurpadas, reproduciendo los argumentos de las empresas forestales y los terratenientes. La estrategia tuvo su correlato en la “justicia”, ya que el carabinero imputado por el asesinato del weichafe fue condenado en 2010 por la Corte Marcial solo a tres años y un día de libertad vigilada por el delito de violencia innecesaria.

El fallo fue ratificado por la Corte Suprema en 2015 y el Estado fue obligado a pagar una indemnización a la madre y a la hermana del mártir del weichan. “Si bien fue culpable el asesino, la sentencia no fue ningún castigo. No hubo cárcel y las leyes ayudaron a que eso ocurriera. No hay justicia y se sigue reprimiendo a las comunidades. Legalmente ya hicimos todo lo que se podía hacer en Chile y aunque es importante decir que el Estado fue condenado, eso no hace que haya menos militarización en el Wallmapu”, declaró Catalina Catrileo.

El vocero de la CAM Ramón Llanquileo , afirmó que “Pasa Matías cerca mío y me dice, me dieron, me dieron. Le digo aguanta, sin ver donde estaba el impacto de bala. Le extiendo la mano para agarrarlo y hacerle impulso, pero no logra cruzar el canal. Cayó inmediatamente”.

“Recuerdo que le saqué la madre a todos porque querían dejar el cuerpo ahí. Bajé inmediatamente y lo sostuve hasta su último respiro. Son situaciones que a uno lo marcan, que ayudan a hacer definiciones…el punto central, no sé si es valentía, pero recuerdo más a los peñis chicos, 14 o 16 años, acompañando, sacando el cuerpo del canal. Los dirigentes rajaron a la cresta y fue decisión mía de no entregar el cuerpo. Lo sacamos, con alambres, cinturones, lo amarramos y lo sacamos. Improvisamos la camilla y no quisimos sacarle el cuerpo como trofeo a la parte represiva”, recordó el dirigente.

La justicia nunca indagó qué tipo de presiones recibió el SML de Temuco desde La Moneda para mentir de manera descarada acerca de trayectoria de la bala que mató a Matías Catrileo. Tampoco los oficiales de Carabineros que falsearon pruebas judiciales fueron sancionados y lejos de eso, se instaló la cultura del montaje contra mapuches en los mandos del aparato represor. Ello quedaría en evidencia años más tarde con la burda “Operación Huracán” y luego del asesinato de Camilo Catrillanca.

Fuente: Periodicofewla

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