Argentina. Lohana, la traviarca de la rebeldía
Hoy voy a recordar a esa Lohana, con ese cuerpo que llevaba en carne viva el dolor y el atropello de las fuerzas de seguridad. Hoy voy a recordar ese cuenco de saber, de alegría y amor trava que sabía ser Lohana para las más pequeñas. Hoy voy a recordar a la traviarca para que me cubra con su poncho de cerros y vientos.
Cuando la comandanta de las mariposas, Lohana Berkins, soñaba con el futuro, hablaba de esto, de su deseo de ver travas en todos lados: travas en las oficinas, travas en el Estado y en el estadio, travas choferas de colectivos, travas en las farmacias, travas atendiendo kioskos y supermercados. Esos sueños no sabían de público y privado, Lohana nos hablaba siempre de ese sueño de que el mundo sea trava, sudaka, feminista y originario.
¡Nuestra traviarca quería travestir al mundo y yo creo que ese momento llegó!
El 16 de julio de 2004 en la zona roja, no era un día cualquiera y las travestis lo sabíamos. Era posiblemente un último día para estar ocupando tranquilamente (dentro de lo que se podía) el único lugar que ocupábamos en la sociedad: las calles, las plazas , los barrios, las esquinas a veces divertidas, muchas veces frías. Al otro día, en la Legislatura Porteña de esta ciudad se trataría el nuevo Código de Convivencia, y todxs lxs que habitábamos la calle para subsistir y sobrevivir, la podríamos llegar a pasar mal. La orden era “No se tiene que tratar, se sale hasta la una y mañana a todas temprano, las pasamos a buscar”.
Lohana nos juntaba en una oficina por la avenida Callao todas las semanas, me acuerdo que tenía 16 años y mucho no entendía, pero ella con esa astucia y esa pedagogía de mamá trava nos invitaba a jugar, nos contaba los avances de cómo se iba desempeñando, tramando y cocinando lo del Código de Convivencia Urbana, de su mano, su experiencia y astucia nos llevaba a habitar esos mundos también posibles para nosotras. Lohana nos peinaba los cabellos secos mal teñidos a las más pequeñas, mientras nos escuchaba, ella nos hacía pensar, la traviarca ese día nos enseñó a luchar.
Yo vivía en el hotel «San Remo» en Artigas 626. Lohana pasó por ahí y nos dijo que teníamos que ir hasta Plaza Flores, que ahí teníamos un colectivo que nos iba a llevar, después fuimos a buscar a las chicas del Hotel La Paz y a las del Hotel Bogotá, éramos como 770 travas.
Llegamos a Legislatura a las 11, en un colectivo tipo transporte escolar, las del hotel San Remo éramos 16. En el lugar, se empezó a poner tenso el clima pero se picó cuando nosotras las travestis de la Ciudad queríamos ingresar al recinto y hablar con lxs vecinxs de la Ciudad, no nos dejaron entrar. Esa acción generó un enojo, ese enojo generó esa reacción: los adoquines, pedazos de asfalto y los famosos carteles de «Prohibido estacionar» fueron la primera línea de batalla para las travas a la hora de expresar la indignación. El tratamiento del Código se frenó y no se trató, y nos fuimos al Canal América al programa de Mauro Viale a festejar. De las 16 que fuimos de mi hotel sólo volvimos 15, ese día la detuvieron a la Pupe. Muchas veces después la veía a Lohana llevando bagallos al Penal y juntándolos en la zona.
Ganamos una batalla, pero ese logro también sabía a perdidas, como la vida travesti misma. Hoy puedo decir que ese día aprendí una lección muy linda, ese día aprendí que todos los logros de nuestro colectivo fueron a través del escándalo, de la indignación y de la rabia.
Hoy quiero escribir esto porque ya no sé qué más escribir de Lohana, entre tanto escrito que encuentro, se me sigue amontonando en la mente y el corazón, disputándole un espacio a ese sentimiento de orfandad que ella me dejó.
Lohana, pienso en tus palabras, te veía como me veo hoy, a veces, llevando y acompañando el paso de las travas así de cansada, así de contenta, porque también aprendí de vos que esto es un trabajo de hormiga, comulgo con esa doctrina que nos diste y tatuaste a fuego en nuestros cuerpos con aceite: DAR VOZ A LAS QUE NO TIENEN VOZ.
Ahora sí lo pienso bien, cuando Lohana soñaba con la revolución de las mariposas, no soñaba con un Ministerio para pocas, donde sólo entren algunas obnubiladas por la foto, el figurar y hacer sentir mal a un montón de las nuestras, que en las calles y en las redes llamamos compañera. Ellas mismas sienten que no tienen esa oportunidad, aunque hayan votado a Alberto, aunque este proyecto nacional y popular se llame FRENTE DE TODOS. Aunque ese accionar nos enseñe que dentro, todxs somos también periferia, que este día en que recordamos a Lohana Berkins, la recordemos desde la otra también, recordemosla con la astucia y la picardía que ella tenía y así entendamos que en nuestros partidos políticos, en nuestros trabajos bien merecidos y en nuestros espacios de militancia, ¡seguimos estando solas! Seguimos siendo la minoría, ¿es eso acaso lo que queremos compañeras? ¿Y por qué llamamos a la unidad recién ahora, y de forma tan fantástica, JUNTAS SOMOS IMPARABLES, pero no nos podemos ni ver, y cuando podemos, avanzamos más que la otra?
A 5 años de la muerte de la más grande lideresa que recorrió el mundo con su revolución, tengamos la intención este día de que siga viva, hagámoslo rompiendo las individualidades que lo único que hacen es fragmentarnos, compañeras.
Tengo sed de algo colectivo y trava, todas sentadas en la mesa y todo hablado en la mesa. Hasta que eso pase, seguiré llevando esas enseñanzas que Lohana nos supo transmitir a modo de fueguito que cuando se junta con otro fuego se enciende, salpica y contagia con la mejor de todas las furias, ¡la furia travesti!
Alma Fernández
Activista Travesti
Equipo de Coordinación
Anexo en la Villa 31 “La Casa de Diana y Lohana”
Mirá el programa sobre ella a continuación…