Traemos este día a la memoria el legado de lucha y dignidad del santo del pueblo, San Romero de América.
Gracias a la influencia de Rutilio Grande, sacerdote jesuita, educador y formador popular de gran parte de las Comunidades Eclesiales de Base en El Salvador, orientó su trabajo pastoral como arzobispo de San Salvador hacia la denuncia diaria y contundente de las múltiples violaciones a derechos humanos cometidas por parte de los poderes políticos y económicos en contra del pueblo salvadoreño, hacia finales de los años 70.
Romero no dudó en señalar el pecado estructural que sometía a la pobreza, la marginación y la más infame exclusión a miles de salvadoreñxs, a costa de la irrisoria riqueza de unas pocas familias. Aún con críticas y reservas, apoyó e incentivó la toma de conciencia y la organización popular para que fuera el pueblo mismo el protagonista de su propia liberación.
Como arzobispo y bajo el lema «Sentir con la iglesia», abrazó a cada sacerdote perseguido por el Estado y sus cuerpos paraestatales, denunció cada asesinato y desaparición cometida por el Ejército, cada despido injustificado de las fábricas, cada represión cometida en contra de las legítimas protestas y medidas llevadas adelante por las organizaciones.
Su compromiso y fidelidad a los más desposeídxs le valió la persecución y múltiples amenazas de parte de la oligarquía salvadoreña, en connivencia con el poder de turno y los Escuadrones de la Muerte, siendo asesinado el 24 de marzo de 1980 por orden del Mayor Roberto D’Aubuisson, formado en la Escuela de las Américas, líder de los Escuadrones de la Muerte y fundador del partido salvadoreño de ultraderecha ARENA.
Sus palabras claras siguen iluminandonos el camino del compromiso con la Memoria, la Verdad y la Justicia, pero también de la coherencia, en estos tiempos que corren:
«El mundo de los pobres nos enseña que la liberación llegará no sólo cuando los pobres sean puros destinatarios de los beneficios de gobiernos o de la misma Iglesia, sino actores y protagonistas ellos mismos de su lucha y de su liberación desenmascarando así la raíz última de falsos paternalismos aun eclesiales». («La dimensión política de la fe desde la opción por los pobres. Una experiencia eclesial en El Salvador, Centroamérica», discurso pronunciado por Óscar Romero al recibir el doctorado honoris causa por la Universidad de Lovaina, pronunciado el 2 de febrero de 1980).
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