La difícil realidad detrás del éxito de la selección femenina de Colombia en el Mundial
La selección colombiana de fútbol es, sin dudas, la gran sorpresa del Mundial femenino de Australia y Nueva Zelanda. Las cafeteras lograron avanzar a cuartos de final por primera vez en su historia y son el único equipo sudamericano que está en carrera. Tanto Argentina como Brasil fueron eliminados en la Fase de Grupos. Colombia logró una gran victoria ante Alemania, campeona del mundo y con varios títulos a nivel europeo, en un 2 a 1 que fue visto por al menos 25 mil colombianos en Sidney, Australia.
El fervor y la pasión por esta selección generó una gran marea cafetera en Oceanía, donde en cada encuentro se sintieron locales. Ahora, el sábado desde las 7:30 de la mañana, tendrán frente a frente a las campeonas de la última Eurocopa, Inglaterra.
Hace cuatro años, Colombia finalizó cuarta en la Copa América y no se clasificó a la Copa del Mundo. Justamente, Argentina le ganó 3 a 1 en el cuadrangular final y logró cerrar su boleto al repechaje. Ahora, cuatro años después, el equipo obtuvo un subcampeonato en la Copa América 2022 y sus selecciones juveniles fueron protagonistas en los Mundiales sub 20 y sub 17.
¿Pero qué pasa hacia dentro de Colombia para que se den estos éxitos? Sin dudas, como en cualquier país donde haya fútbol femenino, las dificultades casi siempre superan a la bondades, las luchas se extienden a lo largo y a lo ancho, y el rol de la dirigencia deja mucho que desear la mayor parte del tiempo.
Una liga de menos de seis meses
Hace siete años que en Colombia se viene desarrollando un campeonato de primera división, que ha tenido a varias jugadoras argentinas participando y que genera una gran atracción del público, que llena los estadios cada vez que se juega la final. Independiente Santa Fe es el último campeón.
El problema principal, y que provocó las quejas de las futbolistas, es que apenas dura un semestre o incluso menos, como el último, que duró cuatro meses y medio. Tras el Mundial, las profesionales que militan en Colombia se quedarán sin una competencia, si es que sus clubes aún les mantienen el contrato. Habrá equipos que deberán prepararse para la Copa Libertadores o para disputar los torneos regionales amateurs.
En Colombia, hay tres entes que manejan los hilos del fútbol: la Dimayor, que rige el fútbol profesional en el país, y la Difútbol, que manda en todo lo que tiene que ver con el fútbol aficionado. Además, la Federación Colombiana se encarga de las selecciones masculinas y femeninas. El presidente de la Dimayor, Fernando Jaramillo, señaló que entre el calendario del masculino y las dificultades de los propios clubes para sostener ese esfuerzo más allá de los cuatro meses obligaron a tomar esta decisión, a pesar de lo ya prometido: “El calendario internacional no nos ayuda, porque tenemos Mundial de fútbol femenino de julio a agosto, además somos anfitriones en octubre de la Copa Libertadores. Hay que tener en cuenta también que son 17 clubes que hacen un esfuerzo inmenso desde lo económico, 8 de los cuales están obligados a jugar este certamen para cumplir con las obligaciones de la CONMEBOL. Entonces, no es fácil tener un contrato a 11 o 12 meses cuando todavía no es autosostenible el fútbol femenino, sabemos que no es lo ideal, queríamos realizarla hasta septiembre, pero por el tema económico no se pudo”.
Sofía Navarro es hija del exfutbolista argentino Raúl Navarro, ídolo de Atlético Nacional de Medellín de Colombia. Luego de estudiar para dedicarse al management deportivo, viajó a ese país para encargarse del fútbol femenino del equipo donde su apellido era ilustre. “El desafío principal era cambiar un poco la mentalidad que había con los dirigentes y los sponsors. Era hacerles entender que no solamente era una publicidad en la camiseta. Cuando se televisan tan pocos partidos y hay una liga de seis meses, es difícil venderles ese patrocinio. Había que diseñar estrategias para que las marcas sean más dinámicas”, contó.
Un informe sobre la realidad en Colombia
Según publicó el sitio Vorágine de Colombia, el pasado 21 de julio, salió un informe de la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (ACOLFUTPRO), el gremio que vela por la protección de los derechos laborales de los y las futbolistas. Hay varios datos interesantes de lo bueno y lo malo que se viene haciendo en el fútbol de ese país.
En la liga femenina, por reglamento, cada uno de los 17 equipos pueden inscribir máximo a 30 futbolistas y están obligados a firmar un contrato formal de trabajo con al menos 15 de ellas. Las otras 15 pueden ser jugadoras aficionadas a prueba. Además, en cada club pueden jugar hasta 5 extranjeras. En la Liga Femenina BetPlay Dimayor 2023 se inscribieron 437 jugadoras, de las cuales 370 tuvieron contrato, lo que representa el 85% del total, y 67 jugaron a prueba, un 15%.
De los siete campeonatos profesionales que se han jugado hasta el momento, es el que mejores números muestra en este ítem. Además, según el informe, hay un progreso en la cantidad de equipos que formalizaron contratos con “la totalidad” de su plantel. Mientras, el año pasado, solo 7 de los 17 equipos firmaron contrato con todas las jugadoras (41%), en 2023, fueron 10 de los 17 (59%): Santa Fe, América de Cali, Atlético Nacional, La Equidad, Real Santander, Deportivo Cali, Deportivo Pereira, Junior, Llaneros y Boyacá Chicó.
Hay un equipo que tiene en su sitio web una sección dedicada al fútbol femenino que habla de promover la igualdad, que en realidad hizo todo lo contrario este año. Deportes Tolima fue uno de los dos equipos que no les ofreció vestuarios a las jugadoras. Fue el único que, pese a tener sede propia, no permitió que las mujeres entrenaran allí. Fue el que les ofreció los contratos más cortos a las jugadoras. Y fue uno de los clubes que inscribió más jugadoras aficionadas o a prueba, lo que significa que no tuvieron contrato y sólo recibieron un auxilio económico por los casi cuatro meses que jugaron. Un día después de que terminaron su participación en el campeonato, el 24 de mayo, les rescindieron el contrato a las 15 jugadoras inscritas como profesionales este año (las otras 8 jugaron como aficionadas).
Luego, está la mayoría de los equipos que mantuvo contrato hasta el 30 de junio, cuando terminó la liga. Los cinco equipos que dan el mejor ejemplo en cuanto a la duración de los contratos y les pagarán a sus jugadoras hasta diciembre son los tres que competirán en la Copa Libertadores femenina (Santa Fe, América y Nacional) y dos que, a pesar de no haber clasificado a ese torneo internacional, están apostando por un proceso más estable: Llaneros e Independiente Medellín.
“Lo de los contratos era un problema”, comenzó contando Sofía, “porque a las jugadoras se las contrata por seis meses. Por suerte, eso en algunos clubes cambió, se trata de mantener una base. El problema está en las jugadoras que subís de divisiones formativas, que tras su contrato no pueden volver a ser amateurs. Legalmente podía ser un inconveniente, porque ya habían sido profesionales”, aseguró.
Denuncias de amenazas y pobres respuestas
A través de un video en Twitter publicado en 2019, Isabella Echeverri y Melissa Ortiz, jugadoras de la selección femenina de Colombia, denunciaron presuntas irregularidades y cobros ilegales a las deportistas por parte de técnicos. Y señalan a la Federación Colombiana de Fútbol de «vetar» a quienes se atrevieron a hablar. «Nos sentimos amenazadas. No nos pagan. Ya no nos dan vuelos internacionales. Los uniformes son viejos y usados. La Federación ha cortado a las jugadoras por hablar. Un empleado trató de venderme mi propia camiseta. Ya no tenemos miedo. Estamos aquí para hablar», dicen las deportistas en el video y advierten que vendrán más publicaciones.
Anteriormente, Daniela Montoya, otra jugadora, había denunciado que, en el Mundial Canadá 2015, les prometieron a cada una 3.200 dólares por avanzar a octavos de final, pero nunca les dieron el dinero. Como consecuencia, en los siguientes Juegos Olímpicos de 2016, el director técnico de ese momento, Felipe Taborda, no convocó a Montoya.
Entre otras de las irregularidades que denuncian están las «convocatorias paralelas», en las que algunas jugadoras deben asumir todos los costos de sus viajes. «Cuando empecé mi proceso sub 20, a mí no me convocaron. Yo voy y me muestro como una ‘jugadora invitada’ y tuve que pagar por el hotel y todas mis cosas para que me tuvieran en cuenta», contó Echeverri a un medio de su país.
Álvaro González Alzate, presidente de Difútbol y vicepresidente de la FCF, dio una respuesta en su momento ante estas denuncias, con una declaración que llamó la atención y que en ese momento generó dudas. “Estos problemas vienen a reventar después de un año o 2 años porque me imagino que presienten que no vamos a seguir manejando a partir de la fecha, mientras no sea necesario ni ordenado por FIFA, selecciones femeninas de categoría mayores”, aseveró. “Queremos pasar la página con las mayores de 25 años y pienso que, puede que esté equivocado, por eso sus retaliaciones”, agregó.
Nelson Abadía es hoy el entrenador de la selección y tampoco genera muchos adeptos. Sin embargo, es quien llevó al equipo a cuartos de final y decidió llevar a su máxima figura de 18 años, que también jugó los Mundiales sub 17 y sub 20, Linda Caicedo. En una de las últimas conferencias de prensa, explicó y justificó sus decisiones. “Toda renovación, en cualquier país y en cualquier selección, siempre crea polémica, roncha, conflicto. En nuestro país no fue la excepción, siempre se hablaba de situaciones que no venían al caso a lo futbolístico, sino cosas extrafutbolísticas”, dijo.
“Difútbol, en cabeza de su presidente Álvaro González Alzate, fue el que inició estos torneos de fútbol femenino hace 32 años. De esas selecciones regionales, tomamos la selección prejuvenil (Sub-17); y hay otra serie de jugadoras que ya las estamos trayendo a mayores”, expresó el DT.
Fuente: Ana Dalmasso para La tinta / Imagen de portada: A/D.