“Quiénes quisieron matar a CFK” y el abono para el extremismo derechista en Argentina
Hace un año atrás, la organización derechista Revolución Federal (RF) llevaba adelante uno de los atentados terroristas más graves del que se tenga registro desde la recuperación democrática: intentar asesinar a la máxima figura en la política nacional, la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, ex Presidenta durante dos mandatos consecutivos.
Pero, ¿qué habilitó a determinados sectores derechistas a animarse a realizar semejante práctica antidemocrática? ¿Qué factores sociales explican que hoy día el referente político de las organizaciones que aún reivindican el ataque haya sido el candidato más elegido en las PASO? Luego del atentado, ¿las organizaciones derechistas radicalizadas crecieron o mermaron?
El Equipo de Investigación Política de la Revista Crisis (EdiPo) intenta responder algunos de estos interrogantes tras realizar una exhaustiva investigación, para dar cuenta sobre qué vínculos políticos existieron detrás del intento de magnicidio, como así también, qué otras organizaciones similares a Revolución Federal existen, cuáles son sus vínculos con los sectores del establishment y por qué el poder judicial no inscribió el hecho en clave de violencia política.
Nicolas Pohl, parte del equipo de investigación, comenta a Enfant que para identificar las narrativas y hechos que, de alguna manera, comienzan a habilitar el surgimiento de lo que el colectivo define como “derechas radicalizadas” (en las que inscriben a RF), hay que regresar la mirada al 2017, con la llegada a la escena geopolítica de figuras de gran peso como Donald Trump en Estados Unidos, o Jair Bolsonaro en Brasil, junto con la “operación” política, cultural e ideológica de Steve Bannon, propagandista y exasesor del político yanqui.
“Nos proponemos visibilizar hechos de violencia en tiempo y espacio. Con la premisa de que la información es una herramienta fundamental de autodefensa buscamos construir un mapa colaborativo de agresiones que contribuya al diagnóstico colectivo y la elaboración de estrategias de auto-cuidado. Un estado de situación en tiempo real como insumo para afinar lecturas e intervenciones en épocas de temblor”, afirman desde EdiPo.
Un fantasma fascista recorre Argentina
Consultado si la investigación puede dar cuenta de una proliferación de las organizaciones de derecha radicalizadas en Argentina, luego del intento de magnicidio, Nicolás responde: “El ataque de alguna manera también fue una invitación a dar un paso al frente, a pasar a la ofensiva, ya que estos sectores estuvieron durante mucho tiempo sintiéndose en resistencia frente al avance de derechos y conquistas de derechos sociales durante el kirchnerismo. Sí, lamentablemente hay una fuerte proliferación de estos sectores después del atentado”.
Como ejemplo, el joven investigador pone el surgimiento de la organización paramilitar “Águilas Negras” en la provincia de Catamarca, cuyos integrantes tienen formación militar y manejan armas de municiones no letales, al tiempo que se reivindican de derecha y se referencian en Bullrich y Milei.
Asimismo, el autor sostiene que el avance de estos sectores reaccionarios a nivel federal se da ante un retroceso en la capacidad organizativa de los sectores del campo popular, provocado -según entiende Pohl- por la incapacidad de la actual gestión de resolver las grandes demandas populares, y al mismo tiempo, por la imposición del miedo a través del avance de la violencia política:
“Es una derecha que intenta imponerse como una figura superior a la que le tenés que tener miedo porque está dispuesto a todo. Funciona como un paralizante para las organizaciones sociales, para que no se animen a salir a disputar esta lucha, o a poner el cuerpo ante la posibilidad de recibir mucho odio, hasta la posibilidad de una violencia física”.
Por otro lado, a entender de Pohl, la victoria de Milei en las PASO no hace más que ayudar a legitimar (consiente o inconscientemente) no solo el atentado sino los discursos de odio y negacionistas, como también el accionar terrorista de estos grupos radicalizados.
Por último, desde EdiPo sostienen que el hecho puede volver a ocurrir y en esto último, el poder judicial tiene una gran responsabilidad, ya que, a más de un año del hecho, no están dilucidadas las responsabilidades de distintos dirigentes políticos, mediáticos y empresariales involucrados en el plan del magnicidio.
“En el informe se puede ver cómo la justicia trata de cortar los hilos que conectan a lo que se entendió encapsuladamente como Los Copitos, en relación a otros operadores políticos como los referentes de Revolución Federal, que recibían grandes pagos por parte de la empresa de hermanos Caputo, como también su vínculo con los halcones de Juntos por el Cambio, como el diputado Milman” acota Pohl.
Finalmente, desde Edipo sostienen: “Creemos que la impunidad que rodea al hecho es una invitación a que se repita. Por eso, buscamos abordarlo desde una perspectiva histórica, que lo comprenda a partir de un conjunto de acciones violentas organizadas por la extrema derecha. No se trata meramente de buscar culpabilidades sino de comprender cómo se gestó la gravísima agresión contra la vicepresidenta, que, de haber llegado a su objetivo, hubiese impactado de una manera irreversible en la democracia argentina”.
A partir de mañana ya estará disponible tanto el informe sobre el atentado, como también la cartografía de los distintos ataques fascistas hacia sectores de las militancias populares en los últimos años. Una herramienta urgente ante una democracia que herida y en crisis.
Fuente: enfantterrible.com.ar