Argentina. «Que la cultura sea parte de la canasta básica y no un privilegio».
“Acá no sobra nadie”. Esa fue la frase que circuló durante toda la tarde en el Festival ARDE que reunió con efervescencia, alegría y compromiso a más de 20 mil personas en la explanada del Centro Cultural Kirchner. La leyenda se proyectó en la pantalla gigante del escenario montado frente al monumento de Juana Azurduy y también la enunciaron los distintos presentadores que fueron turnándose para anticipar una grilla de lo más diversa. La impecable organización del evento es un testimonio fiel de la eficiencia de lxs trabajadorxs culturales en sus tareas específicas, aunque este gobierno insiste en estigmatizar y atacar a lxs empleadxs estatales. El festival salió muy bien porque quienes se pusieron la coordinación sobre los hombros sabían cómo hacerlo y llevan años dedicándose profesionalmente a esto. El pedido fue la “reincorporación inmediata de lxs 248 despedidxs” de la Secretaría (si se suman los despidos en organismos descentralizados el número asciende a 600) bajo el lema “¡si tocan a unx, nos tocan a todxs!”. Mientras tanto, el secretario de Cultura Leonardo Cifelli –quien tiene sus oficinas en el CCK y se negó a reunirse con trabajadorxs y representantes gremiales– miraba el evento a través de las stories de Instagram subidas por la cuenta oficial de ATE Cultura.
Las nubes acompañaron para evitar la insolación y los cotizados repelentes mantuvieron los mosquitos a raya. El festival abrió con un menú pensado para las infancias y desde las 14 las familias pudieron disfrutar de las canciones de Los Raviolis y Koufequin, que invitaban a bailar colectivamente, hacerse cosquillas y abrazarse “de a dos, de a cuatro y de a treinta y dos”. Una muestra clara de que las acciones colectivas siempre dibujan una sonrisa. “Acá no sobra nadie; sólo los crueles, los malos”, reafirmaron los miembros de Koufequin desde el escenario. Abajo, el actor Osqui Guzmán estaba junto a su familia disfrutando de las bandas y los talleres: «Vinimos para apoyar a los compañeros despedidos y me parece importante este plan de lucha para defenderlos de un gobierno que ataca cruelmente a la cultura y a sus trabajadores. El pueblo practica su cultura y nadie la va a voltear. También hay que decir que tenemos miedo, pero el miedo no nos calla». Una de las presentadoras de ATE sostuvo: “A este gobierno nada le alcanza y nos degrada: antes éramos Ministerio y ahora somos Secretaría. Nos dejó a cargo de una señora que se llama Pettovello”. El rostro de la señora en cuestión figuraba caricaturizado en el monumento a Juana Azurduy, con la leyenda “Capital Inhumano”. También estaban las caras de Cifelli (junto al número de despidos en su cartera), la de Milei con la etiqueta “vendepatria” y la de Luis Caputo con el epíteto “el Messi de la fuga”.
El festival no invitó tan sólo a la contemplación; también hubo participación activa del público y un espacio para que pudiera verse el trabajo que llevan adelante los distintos programas públicos en todo el país: se compartieron talleres de danza y se presentó el Ensamble de Orquestas Infanto-Juveniles, dos áreas en las que hubo varios despidos. Graciela López es profesora de ritmos latinos en la Casa de la Cultura de Barracas en la Villa 21-24 y cuenta que en la semana hicieron una reunión de urgencia porque había muchos compañeros despedidos (un total de 23): “En esa reunión me enteré que yo también era una –dice–. Tengo más de 300 alumnos de lunes a viernes y trabajo con niños desde el año y medio hasta adultos mayores para estimular la motricidad. Soy delegada y, además, el sostén de mi casa. Fue muy duro y muy triste enterarme así. Gracias a estos programas no hay tantos chicos en la calle y cuando terminan el secundario pueden anotarse en un profesorado, se les abre otro panorama y se llevan una herramienta de laburo. Es un desguace y desgraciadamente les está tocando a las personas más vulnerables porque despidieron gente que cumplía una función sociocultural en los barrios más carenciados”.
Muchos señalan la perversidad con que la actual gestión eligió comunicar esos despidos y la gran incertidumbre que ronda por estos días: algunos van a trabajar pero no cobran desde hace meses, a otros no se les renovó el contrato y siguen revisando la casilla de mail con terror, y a otros se los despidió sin previo aviso, sin explicaciones y sin auditorías previas en las áreas de trabajo. Melisa San Marco y Micaela Fernández son profesoras de flauta traversa y contrabajo en la Orquesta El Tambo (tienen 42 y 26 años) y definen la situación como “crítica”: “Hace dos semanas la coordinadora del programa tuvo una charla con quien era el referente de área y nos prometió que las orquestas iban a continuar porque estaban interesados en el programa. El martes a la medianoche empezamos a recibir notificaciones de despidos: en nuestro caso afectó a la mitad de los profesores entonces nos dimos cuenta de que no podían no saber que iba a pasar esto, las orquestas quedaron diezmadas”, cuenta Melisa.
Ambas coinciden en destacar el valor del programa para que la gente se entere de qué se trata: “El proyecto tiene 18 años y es único. El Tambo es la orquesta madre a partir de la cual surgió el resto de orquestas de música popular latinoamericana bajo el Programa Social de Orquestas Andrés Chazarreta. Nos duele mucho que estén atacando esta orquesta porque es donde nació todo: se formaron 110 en todas las provincias y el año pasado vinieron directores de Latinoamérica y España para aprender de nuestro trabajo y poder replicarlo en sus países porque no existe algo igual. Es un dolor inmenso por lo que significa a nivel identitario y simbólico pero también por lo que construye en los barrios y en las comunidades”. Esos grupos tienen un formato atípico porque cuentan con guitarras criollas, aerófonos andinos, charangos, bombo legüero, percusión latinoamericana, contrabajo, violín, clarinete y flauta. Micaela, a quien le llegó el telegrama de despido el miércoles 27 a la noche, recuerda que ingresó a la orquesta a los 8 años: “Mi mamá me anotó porque la situación del barrio era muy precaria. El surgimiento de estas orquestas permite que nazca una comunidad hermosa donde los chicos tienen un espacio y otra forma de aprendizaje más allá de la escuela. Ahí descubrí que la música era mi vida y quise dedicarme a esto. A los 15, con ayuda de muchos profes y después de arduos años de trabajo, me anoté en el profesorado para poder ser hoy profe de la orquesta donde nací. Me duele un montón porque fue algo que soñé muchos años: quería ese trabajo porque me encantaba estar en la orquesta”.
Estos grupos tuvieron su gran momento con la presentación de un ensamble de profesores y estudiantes. Tocaron en las escalinatas del CCK y eso permitió que se armara espontáneamente una comunidad silenciosa de escuchas atentos al sonido de la madera, las cuerdas y los metales. Sonó “La cultura es la sonrisa” de León Gieco, “La vaca estudiosa” de María Elena Walsh y también el himno nacional, que terminó al grito de “patria sí, colonia no” y “la patria no se vende”.
En los alrededores de la explanada hubo propuestas variadas –torneos de ajedrez, talleres de dibujo, áreas de recreación, venta de artesanías y la Feria del Libro Urgente– y se vieron algunas banderas acompañando la lucha como la de Música x Necesidad y Urgencia. Mientras sostiene uno de los soportes, Santiago Pedroncini cuenta que la agrupación se armó espontáneamente a partir del DNU y el protocolo de la ministra Bullrich: “Frente a aquella prohibición de no poder salir a la calle y juntarse, la reacción fue ocupar el espacio público que es nuestro y nos pertenece. Salimos a tocar en distintas esquinas de la ciudad y el país, rápidamente empezó a expandirse. La primera movida fue el 30 de diciembre y tuvo muchas réplicas. La idea es mantenerlo todos los meses: hace poco participamos tocando en el acampe de Télam y ahora estamos organizando la de abril”.
En el encuentro confluyeron varios reclamos de distintos sectores, algo que pone en evidencia la estrategia de la gestión: atacar muchos flancos a la vez y desgastar. Desde el escenario se leyeron adhesiones y se mencionó Télam, TVP, Incaa, Inadi, Banco Nación y Aerolíneas Argentinas (entre otros organismos que permanecen bajo amenaza o que ya sufrieron despidos, acefalía o cierres). Juan, miembro de la Bancaria, pasea entre la audiencia con un librito azul y pide firmas para evitar la privatización del Banco Nación: “Una vez más quieren privatizarlo. Es una vieja joya de la abuela que se le escapó a Menem. En 1998 hicimos lo mismo, juntamos un millón de firmas y eso nos permitió presentar un proyecto de ley como el que queremos hacer ahora para excluirlo de la lista de las empresas privatizables. Ya van 700 mil firmas”, informa.
Si algo no faltó fue ritmo: Jun Che hizo que todos desplegaran sus dotes de bailarines, Los Reyes del Ritmo contagiaron su pasión, La Bombocova y Cafundó marcaron el compás con energía y el público estuvo receptivo a las propuestas interactivas. Durante su presentación, Bruno Arias ofreció versiones de “El pueblo unido jamás será vencido” y “Digo la Telesita” e invitó al escenario a Candela Mazza, quien con su bombo y su pollero verde aportó una versión ultra power de “Añoranzas”. Guillermo Fernández, por su parte, interpretó clásicos rioplatenses como “Volver” o “Tengo un candombe para Gardel”. “No dejemos de reclamar por los trabajadores despedidos. ¡Que viva la cultura, el arte, el Estado, la educación popular!”, expresó.
Cuando empezó a bajar el sol, subió la temperatura escénica de la mano de Paula Maffía y Fifí Tango, que ofrecieron performances de alta calidad. En su intervención Fifí aprovechó para reclamar la reincorporación de personas trans, travestis y no binaries incorporades por la Ley de Cupo Laboral Trans. «Tanto nos costó que nos incluyan en estos años que ahora no nos vamos a quedar afuera”, subrayó. Maffía, por su parte, además de regalar canciones como “La fina línea”, “Corazón licántropo”, “Polvo” y “Ganas de salir”, abrió su presentación diciendo: “Hago música desde los 15 porque pude ver música en vivo desde que soy muy chiquita. A esa edad pude entrar al conservatorio a estudiar gratis. Si desfinanciamos las orquestas infantiles les quitamos a las infancias un derecho fundamental: el amor a pensar que pueden dedicarse a eso”.
Un rato después, abajo del escenario, la artista decía a Página/12: “Haber visto música en vivo y estudiar en un conservatorio no puede ser un privilegio. Que las infancias dejen de acceder a esto o que se ataque a la cultura me parece un adoctrinamiento de arriba hacia abajo en un momento donde estamos viendo el festival del nepotismo. El Estado tiene que garantizar que la cultura sea parte de la canasta básica y no un privilegio. Hoy es indispensable poner el cuerpo y estaría bueno que todxs lxs artistas se sientan invitadxs a expresarse, me parece que hay miedo y es una forma sutil de censura que dejamos pasar por nuestro cuerpo. Si creemos en lo que hacemos, hay que defenderlo”.
El público cantaba “paro general” y los representantes gremiales de ATE subieron al escenario con sus pecheras verdes para tomar la palabra. Daniel “Tano” Catalano, secretario general de ATE Capital, celebró la resistencia y dijo: “Esta pelea la vamos a ganar porque no es corporativa; es una pelea para defender al Estado, su cultura y al pueblo argentino. La victoria es del movimiento obrero”. Rodolfo Aguiar, secretario general de ATE Nacional, acusó al gobierno de haber montado “una campaña de la mentira diciendo que sobramos, que no estamos calificados o que le costamos mucho a nuestro pueblo y hoy los compañeros de cultura nos están mostrando la experiencia, la profesionalización, el amor y el valor de nuestros sindicatos. El pueblo empezó a darse cuenta que lo de los ‘ñoquis’ era un verso”.
Ese estigma sobre los trabajadores estatales caló hondo en la sociedad, pero muchos empiezan a cuestionar los lemas construidos por los trolls de La Libertad Avanza. Paula, otra de las despedidas, entró a trabajar en el Museo Malvinas en 2014 y hasta la semana pasada trabajaba en la ex Secretaría de Gestión Cultural que tenía el foco en programas federales. El miércoles 27 recibió la noticia del despido y recién el domingo de Pascua le cayó la ficha y pudo llorar. Al contar su relato se le llenan los ojos de lágrimas de nuevo porque confiesa que, tal vez, su propio padre votó a Milei (no se lo quiso preguntar) y hoy se siente culpable. “Me da pena porque él está preocupado. Mi papá y mis amigos me conocen y saben cómo trabajo, pero una entra en esa paranoia de que quizás hizo algo mal o alguien sospecha que sos un ‘ñoqui’ o un ‘chorro’ porque lo repiten hasta el cansancio. Creo que algunos están dándose cuenta de que es una mentira. En este trabajo me formé mucho para hacer esa parte aburrida de lo que después uno ve, por ejemplo, en los festivales. Pero a mí me encanta hacerlo y trato de capacitarme porque la burocracia existe y es necesaria”, explica.
Villa Diamante, CeHache Respira y Karamelo Santo aportaron la alegría y el baile, y el gran cierre fue de la mano de Mala Fama, que apoyó la lucha de los trabajadores y dijo: “Todos sabemos por qué estamos acá”. Desde el escenario y desde el playón sonaron diferentes consignas para enfatizar que “nadie se salva solo y la salida es colectiva”, que “la patria y la cultura no se venden”, que “el pueblo unido jamás será vencido” y que “la única lucha que se pierde es la que se abandona”.
Fuente: Página/12.