Noticias | junio 4, 2024

Ni Una Menos. Contra los lesbicidios, y en homenaje a Norita


Con una marcha de ocho cuadras y un acto en la Plaza 25 de mayo, la ciudad de Rosario volvió a movilizarse ayer, a nueve años del primer Ni Una Menos. Vastas columnas de mujeres de los barrios, organizaciones sociales, políticas, Mujeres Sindicalistas de Rosario, la UNR, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, entre otras, pusieron el cuerpo en una tarde fría para seguir reclamando contra las violencias machistas. Una foto de Norita Cortiñas sonriente iluminó el escenario, ubicado en el extremo nordeste de la plaza de las Madres. Aupado por el recuerdo emocionado de Norita -que murió el jueves pasado- se cantó «Madres de la Plaza, el pueblo las abraza», justo en el lugar donde rondaron durante 40 años. También se recordó con un «presente» a Liliana Gómez, sobreviviente del terrorismo de estado y testigo en las causas de lesa humanidad.

Las columnas seguían llegando mientras Liliana Leyes, Romina Marucco y Ernestina Saccani arengaban desde el escenario. Además del homenaje a Norita, y el repudio a los anunciados 50 despidos en la Secretaría de Igualdad, Género y Diversidad de la provincia de Santa Fe, el triple lesbicidio de Barracas -ocurrido el 5 de mayo pasado- fue uno de los temas que atravesó la movilización. «Señor, señora, no sea indiferente, matan a lesbianas en la cara de la gente», cantaban en la plaza.

El acto empezó cuando el sol empezaba a retirarse, en la tarde fría. Recién habían comenzado a leer la proclama cuando una compañera avisó que se había perdido Nemias, de 5 años, y su madre lo buscaba. Toda la plaza comenzó a gritar «Nemias» y un rato después, el nene apareció. Los cuidados, ante todo.

«Este 3J nos encuentra nuevamente en las calles movilizades contra el plan de ajuste, saqueo y entrega de la soberanía del gobierno de (Javier) Milei, acompañados por (el gobernador, Maximiliano) Pullaro y (el intendente, Pablo) Javkin, quienes también descargan el ajuste sobre el pueblo de Santa Fe y Rosario», comenzó la proclama elaborada por la Asamblea Lesbotransfeminista que se reúne los lunes.

En el escenario, levantada por Myriam Auyeros, flameaba también la foto de Sandra Cabrera, dirigente de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR), asesinada el 27 de enero de 2004, en la zona de la terminal. Se veía una banderola con la consigna «Aborto legal» era levantada por Viviana Della Siega y un cartel que decía «luche como una abuela».

«También nos manifestamos en contra del protocolo represivo de Patricia Bullrich que intenta infructuosamente sacarnos de las calles para poder así imponer el plan del gobierno nacional. En ese marco decimos: la deuda es con nosotres. No al pago de la deuda con el FMI. Que ese dinero se destine a resolver la profunda crisis que padecemos», leyó otra compañera.

Entre las manifestantes, había carteles hechos con cartulina y fibras, como el que decía: «A palabras machistas, oídos violetas» y otra que llevaba Zoe, de 9 años, que fue a la marcha con su mamá Josefina. «Es por ellas que hoy gritamos al cielo», decía el cartón escrito con crayón por la propia Zoe. «Ni una menos, sin racismo nos queremos», era levantado por Noelia Naporichi, que llevaba la whipala de los pueblos originarios. «Vivas, libres y con techos nos queremos», era el cartel firmado por Inquilinxs autoconvocadxs. «Vamos a la huelga por la vida que nos deben», expresaba una pancarta con la firma de COAD, sindicato de docentes universitarixs.

La movilización que salió de la plaza San Martín, atravesó el centro por calle San Luis hasta Buenos Aires y desembocó en la plaza de las Madres fue, así, caja de resonancia de reclamos de lo más diversos.

A lo largo del recorrido, una performance pintaba las siluetas de las asesinadas sobre las calles. Resquicio colectivo y la comisión de géneros del profesorado de Danzas Isabel Taboga llevaron adelante esta acción artivista llamada Ceibas. «La hicimos en el contexto del lesbicidio que se dio el mes pasado, que consideramos una masacre. Nos encontramos en un contexto terrible para las mujeres y disidencias, y nos parecía importante salir a hacer esta perfo, son estas cuerpas quemadas, en el suelo, y los destellos que dejan estas personas, que siguen estando presentes aunque no estén acá», planteó Noelia González, de Resquicio Colectivo.

Los femicidios fueron el motivo principal, tal como ocurrió el 3 de junio de 2015, cuando la llama del hartazgo en todo el país se encendió con el asesinato de Chiara Paez en Rufino, el 14 de mayo de ese mismo año. En este momento, el desfinanciamiento de las políticas estatales trae nuevos desafíos. «El ajuste es violencia», era una de las consignas que se levantaban desde el escenario, plasmada en la bandera que encabezó la marcha.

Y más reclamos: «¡Basta de discriminación y violencia económica, mediática, obstétrica, política, física, sexual, psicológica, laboral, simbólica, en la casa, en la calle, en el trabajo y en nuestros vínculos afectivos!», fue uno de los puntos de la proclama, en la voz de una compañera.

«Basta de persecución a les trabajadores que garantizan el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo de manera legal, segura y gratuita», exclamaron y también denunciaron «la demora en licitación de partida para tratamientos antiretrovirales e insumos para garantizar la prevención de ITS».

Y casi casi al final, el nombre de las víctimas de lesbicidio. «Nuestras vidas importan. Fue lesbicidio. El discurso de odio de Javier Milei estimula y avala estas acciones, el Estado es Responsable. Pamela Cobas, ¡Presente, ahora y siempre! ¡Roxana Figueroa Presente, ahora y siempre! ¡Andrea Amarante Presente, ahora y siempre! ¡Sofía (la única sobreviviente), estamos con vos!»

«¡Norita Cortiñas, presente!» se gritó una y otra vez. Sus fotos irradiaban desde el escenario y debajo, se podía ver su legado reconocible, tanto en la ronda de cada jueves como en las marchas feministas.

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