Argentina. Soledad Deza: “Un golpe a los núcleos que imbrican el poder, el dinero y la política”
El martes volvió apurada a su casa de dar clase de “Feminismos Jurídicos” en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Tucumán, se sentó frente al televisor y prendió un cigarrillo para esperar la lectura del veredicto. No era cualquier juicio: podía ser condenado o absuelto el empresario millonario y quien fue tres veces gobernador de esa provincia, José Alperovich, acusado de abusar sexualmente y violar en varias oportunidades a una sobrina y colaboradora suya. Todavía “shockeada” por la decisión del juez Juan Ramos Padilla –no solo por la pena de 16 años de cárcel sino además por dejarlo inmediatamente detenido y un día después, negarle la excarcelación–, la abogada Soledad Deza, presidenta de la Fundación Mujeres x Mujeres, analiza en diálogo con Página 12 el significado de esta condena y destaca el peso de los feminismos en lo que define como “un golpe a los núcleos que imbrican el poder, el dinero y la política”.
Deza fue la abogada de Belén, la joven que estuvo presa casi 900 días, condenada injustamente por homicidio “doblemente agravado por el vínculo y por alevosía” luego de sufrir un aborto espontáneo en un hospital público, donde fue denunciada y salió esposada por la policía. Hoy un equipo de M x M, liderado por Deza, capacita en Ley Micaela a agentes de la policía tucumana en el marco de un convenio con la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia. Hay cosas que han ido cambiando.
“No sé si esta sentencia se hubiera dado, por ejemplo, si el juicio se llevaba a cabo acá, en Tucumán”, plantea Deza. Alperovich había sido denunciado por su sobrina segunda, en noviembre de 2019, cuando todavía ocupaba una banca en el Senado. El caso comenzó a investigarse en Tucumán y también en Buenos Aires –porque los hechos denunciados ocurrieron en ambas jurisdicciones– y finalmente la Corte Suprema resolvió el conflicto de competencia y ordenó que se unificaran las causas y continuara en tribunales de CABA. ¿Se hubiera llegado a condena en Tucumán teniendo en cuenta la influencia del exmandatario en la justicia de la provincia donde designó a lo largo de sus gestiones numerosos jueces y otros funcionarios judiciales? La pregunta no tiene respuesta. Lo que sí se sabe es que siendo Juan Manzur gobernador, por la Ley 8.967 del 28 de diciembre de 2016 –publicada en el Boletín Oficial, el 4 de enero de 2017– en la provincia se crean juzgados civiles y penales especializados en Violencia contra la Mujer. Pero, aunque ya se hicieron los concursos y están las ternas con candidatos a jueces y juezas seleccionadas, todavía no se hicieron las designaciones y los juzgados siguen vacantes. No es un dato menor. “No sé si este juicio contra Alperovich se hubiera llevado a cabo si no había esa sobreexposición del caso que también expuso a la víctima. Ojalá que signifique un fin de ciclo porque no es el único poderoso denunciado por delitos de violencia sexual. También fue denunciado en esta provincia el legislador Ricardo Bussi, presidente de Fuerza Republicana. Recordemos que Alperovich estaba al frente del gobierno que encubrió el crimen de Paulina Lebbos. Hay un entrecruzamiento múltiple de poder lo cual también profundiza la asimetría con la denunciante”, señaló la abogada.
De Tucumán también es el exdiputado nacional peronista José Orellana –exintendente de la localidad tucumana de Famaillá– condenado en diciembre de 2022 por abuso sexual simple a 3 años –uno menos que la máxima prevista para el delito– y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Había sido denunciado por una asesora de una exdiputada socialista, cuyo despacho era lindero con el de Orellana. El fallo fue dictado por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 28, también en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “José Orellana se valió de la posición de superioridad jerárquica, de la investidura de Diputado Nacional para intimidar a la víctima y de ese modo concretar el acto sexual”, aseguró durante su alegato el fiscal Sandro Abraldes, el mismo que acusó en el juicio contra Alperovich. Abraldes había pedido una pena de tres años y seis meses de prisión por lo sucedido dentro del Congreso, en noviembre de 2016. Fue la primera vez que se llevó a un diputado nacional a juicio por un caso de violencia sexual. José Orellana terminó en noviembre de 2023 su tercer mandato como jefe comunal de Famaillá. Y ahora está al frente de la intendencia su hermano mellizo, Enrique, con quien se alternan en el poder desde 1991. La justicia es lenta. En febrero del 2023 la defensa apeló y la causa está en la Sala 3 de la Cámara Nacional de Casación Criminal y Correccional. Desde esa fecha, la querella y la fiscalía esperan que se fije fecha de audiencia para exponer sobre ese recurso. Mientras tanto, José Orellana se presentó en las últimas elecciones legislativas en Tucumán y ahora es diputado provincial.
Pero hay que volver a la condena contra Alperovich.
–¿Esperaba ese veredicto? –le preguntó a Deza este diario.
–No sé si esperaba en el fondo una condena. Creía que debía haber una condena, pero no sé si sentía que iba a haberla. El tema de los peritos de la defensa también me pareció muy relevante porque el juez manda a investigar a dos psicólogas que habían negado los indicadores de violencia sexual sin ver a la víctima. Fue muy shockeante, 16 años, y con detención inmediata.
–¿Cómo cree que influyó el movimiento Ni Una Menos en la posibilidad de un fallo condenatorio de estas características?
–En este caso se entrecruzan los feminismos del Ni Una Menos acompañando a la denunciante, pero también un feminismo institucional, porque acá estuvo Mariela Labozzetta a través de Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) en la investigación preparatoria, entonces hubo una perspectiva de género también en la recolección de las evidencias. Se entrecruzan también los feminismos de nuestra ONG porque dos integrantes de Mujeres x Mujeres son testigos clave en este juicio, una médica y una psicóloga, que atendieron a la denunciante antes de que hiciera la denuncia. Y se entrecruzan también los feminismos en la prensa, que son los que amplifican siempre al movimiento de mujeres local. En ese sentido, me parece que fue clave esa red de feminismos acompasados que acompañaron desde cada lugar, como tiene que ser este tipo de litigios. Luego uno podrá pensar, y creo que es el interrogante que nos queda un poco a todas, qué hubiera pasado si la víctima no se expone de esta forma, si no escribe la carta que hace pública, si el caso no toma este tipo de notoriedad, como dice la canción de Alejandro Sanz, ¿qué pasa cuando nadie la ve en la justicia? Bueno, eso también es una duda que queda porque es un costo que pagan las denunciantes para obtener un juicio oportuno. Los feminismos desde dentro y desde fuera del Estado, como en este caso, también expresan más de una década sostenida de hablar de un litigio feminista. Ahora que Alperovich fue condenado este veredicto es un bombazo, pero igual hubiera sido un hito haberlo sentado ahí, en el banquillo de los acusados, aunque lo hubieran absuelto.
–¿Lo ve entonces como un logro de los feminismos?
–Sí, de todos los feminismos desde distintos lugares, porque también hubo gente que no habrá trabajado directamente en este proceso, pero que lo viene haciendo hace un montón para develar cuáles son los estándares probatorios en los casos de abuso sexual y cómo se interpreta con perspectiva de género los indicios y las evidencias. Hay mucha gente trabajando desde hace tiempo acerca de los estereotipos en las investigaciones de abuso sexual, y cómo se han construido equivocadamente buenas y malas víctimas. Hay un montón de gente trabajando hace años acerca de cómo es una comunicación feminista, cómo se evitan revictimaciones, hay capacitaciones de género que se instrumentaron en los últimos años desde el Estado, hay articulaciones con ONG que también trabajan lo mismo. Con esto quiero decir: no es una burbuja que explotó, es un peldaño en una escalera que tiene muchos escalones antes, y muchos más después, es el resultado de una lucha.
–En este contexto de gran retroceso en la agenda de los derechos de las mujeres y de la LGBT desde el Gobierno Nacional, ¿piensa que el Poder Judicial puede ser clave en la resistencia frente a este avance de la ultraderecha conservadora?
–Se están radicalizando tanto las posiciones políticas, porque la ultraderecha lleva a una radicalización y a una profundización de la violencia, que estamos viendo que hay personas privadas de libertad por protestar. Entonces, esta sentencia viene a demostrar, por un lado, que los compromisos argentinos con la igualdad de género subsisten aun cuando el Estado niegue la desigualdad de género, valide las violencias de género, y aun cuando desmantele todas las políticas públicas vinculadas a prevenir y erradicar la violencia. Con las detenciones arbitrarias posteriores al debate de la Ley Bases en el Senado, vemos que la justicia no solo será crucial a la hora de la resistencia, sino también cómplice de la maquinaria violenta del gobierno.
Página/12.