A 10 años del primer Ni Una Menos: memoria, denuncia y compromiso pastoral
💜 Han pasado diez años desde aquel grito urgente y colectivo —¡Ni Una Menos!— que irrumpió en las calles de nuestro país y encendió miles de fueguitos de dignidad en América Latina.
💜 Diez años desde que dejamos de llorar en silencio para organizarnos en las calles. Diez años del femicidio de Chiara Páez que nos empujó a decir “basta”, y a construir entre muchas, una pastoral feminista y comunitaria desde los márgenes, comprometida con las vidas concretas de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries en los territorios que habitamos.
💜 Diez años después, las violencias no cesan, cambian de forma, se camuflan, se adaptan y por eso seguimos gritando. Porque todavía hay cuerpos desobedientes castigados, voces rebeldes silenciadas, disidencias expulsadas de los templos, abusos de poder encubiertos en nombre de la fe.
💜 Hoy, en este nuevo aniversario, alzamos nuestra voz también contra el pacto de silencio que existe en muchos espacios religiosos, denunciamos las estructuras eclesiales y espiritualidades que se usan como excusa para justificar el sometimiento y el disciplinamiento de nuestras existencias.
💜 Lo decimos con claridad: hay violencia en los púlpitos cuando se predica el odio hacia nuestras identidades sexo-genéricas, hay violencia cuando se encubren abusadores en nombre de la unidad institucional, hay violencia cuando se nos exige perdonar antes que denunciar.
💜 También es necesario decirlo: hay otros “feminismos” que han elegido mirar hacia otro lado frente a varones violentos con poder dentro de las instituciones y organizaciones, feminismos que han sostenido, con su silencio o su tibieza, la impunidad.
💜 Pero nosotras, desde nuestras trincheras comunitarias, desde nuestras espiritualidades rebeldes, sostenemos otra ética: una que pone en el centro la vida, la justicia y el acompañamiento real, sobre todo cuando duele.
💜 Porque no hay justicia sin memoria, no hay fe verdadera si no es liberadora, no hay pastoral que valga si no acompaña a las víctimas, si no repara, si no se compromete con transformar las estructuras que producen y reproducen violencias.
💜 Como mujeres, lesbianas, travestis/trans, hijas de una espiritualidad encarnada, decimos con fuerza: tenemos derecho a una vida sin violencias. A una vida donde nuestras voces sean escuchadas, donde nuestras corporalidades sean habitables, donde nuestras existencias no sean sacrificables en nombre de ninguna moral.
💜 En esta década de lucha, no celebramos: recordamos, denunciamos y renovamos el compromiso, porque cada una de nosotras importa, porque nuestras muertas y nuestras sobrevivientes nos guían, porque nuestra fe está con las últimas, con las heridas, con las que no se callan más.
💜 Ni Una Menos, sigue siendo un llamado pastoral: a cuidar la vida, a sanar lo dañado, a derribar los altares del poder y construir comunidades donde podamos vivir, amar y creer sin miedo.
Rvda. Gloria Velarde
Rvda Gabriela Guerreros