🟰 Como Iglesia Pentecostal Dimensión de Fe en IADLA y desde todas nuestras construcciones territoriales conmemoramos un aniversario más de la sanción de la Ley 27.412 de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política, aprobada en 2017 en Argentina.
🟰 Esta fecha nos hace reflexionar sobre la importancia de consolidar un piso real de igualdad en nuestra vida democrática. La paridad no fue un gesto simbólico ni un privilegio otorgado: fue el resultado de décadas de lucha transfeminista que cuestionaron estructuras históricas de exclusión y reclamaron que los espacios de poder representen efectivamente a todas las personas y a todos los colectivos que componen nuestro pueblo.
🟰 La presencia equitativa de mujeres, lesbianas, travestis y trans en cargos de decisión transforma no sólo la política, sino también la agenda pública, ampliando miradas, disputando sentidos y garantizando que las voces antes marginadas formen parte de la construcción del bien común. La paridad es, por eso, una herramienta de justicia, pero también de calidad democrática: ningún sistema puede considerarse pleno si la mitad de la población queda relegada.
🟰 Hoy, en tiempos de discursos medievales como los que enarbola el gobierno de Javier Milei y Victoria Villarruel —discursos que buscan reinstalar jerarquías de género, deslegitimar derechos alcanzados y promover un retroceso cultural— la defensa de lo logrado en materia de derechos se vuelve una tarea cotidiana. No hay victorias definitivas cuando se trata de igualdad, y cada avance debe sostenerse con organización, memoria y compromiso.
🟰 La Ley de Paridad es un recordatorio de que la democracia se fortalece cuando es capaz de incluir, y de que ninguna reacción conservadora podrá borrar lo que la lucha colectiva grabó en la historia.
🟰 La tarea como pueblo sigue: garantizar que todas las personas, todas las voces sigan ocupando el lugar que legítimamente les corresponde.



