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🇨🇱 Como Iglesia Pentecostal Dimensión de Fe en IADLA y desde todas nuestras construcciones territoriales recordamos este día al gran Víctor Jara en un 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗼 𝗮𝗻𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗮𝗿𝗶𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝘀𝗲𝗰𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼, 𝘁𝗼𝗿𝘁𝘂𝗿𝗮 𝘆 𝗮𝘀𝗲𝘀𝗶𝗻𝗮𝘁𝗼 que sufriera a manos del ejército de Augusto Pinochet, en 1973.

🇨🇱 Tras el golpe militar de aquel septiembre, la vida del cantautor, oriundo de tierras chilenas y profundamente comprometido con su pueblo, fue arrancada con brutalidad en el Estadio Chile, transformado en centro de detención. Allí Víctor sufrió la violencia de la dictadura en carne propia, convirtiéndose en uno de los 𝘀í𝗺𝗯𝗼𝗹𝗼𝘀 𝗺á𝘀 𝗱𝗼𝗹𝗼𝗿𝗼𝘀𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗿𝗲𝗽𝗿𝗲𝘀𝗶ó𝗻.

🇨🇱 Pero 𝘀𝘂 𝘃𝗼𝘇 𝘆 𝘀𝘂 𝗲𝗷𝗲𝗺𝗽𝗹𝗼 𝗷𝗮𝗺á𝘀 𝗽𝘂𝗱𝗶𝗲𝗿𝗼𝗻 𝘀𝗲𝗿 𝘀𝗶𝗹𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝗱𝗼𝘀. Habiendo nacido en una familia cuya madre cantaba en celebraciones populares y tras su migración a la ciudad y habiendo conocido a la gran Violeta Parra, con guitarra en mano, Jara recorrió poblaciones, universidades, sindicatos y campos. Dio así lugar a un 𝗰𝗮𝗻𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝗿𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗱𝗲𝗻𝘂𝗻𝗰𝗶𝗮𝗯𝗮 𝗹𝗮 𝗶𝗻𝗷𝘂𝘀𝘁𝗶𝗰𝗶𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗿𝘂𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮𝗹 que mantenía en la miseria a millones de compañerxs. Sus versos, nacidos de la experiencia de los sectores más empobrecidos de Chile abrieron horizonte a la esperanza, abrazando al arte como herramienta fundamental de la transformación social.

🇨🇱 Hoy, sus canciones siguen iluminando el sendero de trabajadorxs de la cultura en cada rincón del mundo. Su legado late en cada voz que se alza contra la desigualdad, en cada escenario donde se canta por la vida y la dignidad plena. 𝗟𝗮 𝗺𝗲𝗺𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝗩í𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗝𝗮𝗿𝗮 𝗻𝗼𝘀 𝗿𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗿𝗼𝗺𝗲𝘁𝗶𝗱𝗼 𝗻𝘂𝗻𝗰𝗮 𝗺𝘂𝗲𝗿𝗲: sus acordes azuzan la lucha colectiva por un mundo justo, libre de opresiones, donde la ternura y la solidaridad florezcan como él soñó.

🇨🇱 𝗩í𝗰𝘁𝗼𝗿 𝘃𝗶𝘃𝗲 𝗲𝗻 𝘀𝘂 𝗽𝘂𝗲𝗯𝗹𝗼, 𝗲𝗻 𝗰𝗮𝗱𝗮 𝗴𝘂𝗶𝘁𝗮𝗿𝗿𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗿𝗲𝘀𝗶𝘀𝘁𝗲 𝘆 𝗲𝗻 𝗰𝗮𝗱𝗮 𝗰𝗮𝗻𝘁𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲 𝗹𝗲𝘃𝗮𝗻𝘁𝗮 contra la injusticia cometida en Palestina, en Chile, en Argentina y en cada rincón en la que alguien se atreve valientemente a gritar ¡Nunca Más!

🇨🇱 ¡Víctor Jara, cantor del pueblo, presente!

🇨🇱 ¡Nada ni nadie está olvidadx!