🟢 Otra vez la noticia nos golpea el cuerpo y el corazón desde los territorios que habitamos: tres pibas, mujeres jóvenes, asesinadas, en un barrio atravesado por la pobreza estructural, la falta de oportunidades y la violencia que se alimenta de 𝘂𝗻 𝘀𝗶𝘀𝘁𝗲𝗺𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗶𝗱𝗲𝗿𝗮 𝗱𝗲𝘀𝗰𝗮𝗿𝘁𝗮𝗯𝗹𝗲 𝗹𝗮 𝘃𝗶𝗱𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗺𝘂𝗷𝗲𝗿𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗺á𝗿𝗴𝗲𝗻𝗲𝘀. No son sólo tres nombres en la crónica policial. Son hijas, hermanas, amigas, vecinas. Son parte de nosotrxs.
🟢 Los femicidios no ocurren en el vacío. Son 𝗹𝗮 𝗲𝘅𝗽𝗿𝗲𝘀𝗶ó𝗻 𝗺á𝘀 𝗯𝗿𝘂𝘁𝗮𝗹 𝗱𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝘁𝗿𝗮𝗺𝗮 𝗱𝗲 𝗱𝗲𝘀𝗶𝗴𝘂𝗮𝗹𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗽𝗼𝗻𝗲 𝗮 𝗹𝗮𝘀 𝗺𝘂𝗷𝗲𝗿𝗲𝘀, 𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰𝗶𝗮𝗹𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗮 𝗹𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗯𝗮𝗿𝗿𝗶𝗼𝘀 𝗽𝗼𝗽𝘂𝗹𝗮𝗿𝗲𝘀, 𝗲𝗻 𝘂𝗻𝗮 𝘀𝗶𝘁𝘂𝗮𝗰𝗶ó𝗻 𝗱𝗲 𝘃𝘂𝗹𝗻𝗲𝗿𝗮𝗯𝗶𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗲𝘅𝘁𝗿𝗲𝗺𝗮. Allí donde el Estado se ausenta —en el acceso a la educación, a la salud, al trabajo digno, a la vivienda segura— se instala con fuerza el poder del narcotráfico, de las economías ilegales y de las violencias patriarcales. En ese entramado, nuestras vidas se vuelven “daños colaterales” de una guerra de la que jamás dijimos querer formar parte.
🟢 Nombrar este triple femicidio como lo que es —un 𝗰𝗿𝗶𝗺𝗲𝗻 𝗽𝗼𝗹í𝘁𝗶𝗰𝗼 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮 𝗹𝗮𝘀 𝗺𝘂𝗷𝗲𝗿𝗲𝘀— es necesario. Porque matar a tres jóvenes mujeres en un mismo hecho es un 𝗺𝗲𝗻𝘀𝗮𝗷𝗲 𝗱𝗲 𝗱𝗶𝘀𝗰𝗶𝗽𝗹𝗶𝗻𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹: nos quieren infundir miedo, quieren recordarnos que nuestras vidas no valen. Sin embargo, nosotrxs sabemos que nuestras vidas valen, que valemos y sabemos también que la memoria feminista es más fuerte que el terror.
🟢 𝗗𝗲𝘀𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝘁𝗿𝗮𝗻𝘀𝗳𝗲𝗺𝗶𝗻𝗶𝘀𝗺𝗼𝘀 𝗽𝗼𝗽𝘂𝗹𝗮𝗿𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗰𝗶𝗺𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗼𝘀 𝗰𝗿í𝗺𝗲𝗻𝗲𝘀 𝗻𝗼 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲𝗻 𝘀𝗲𝗿 𝗿𝗲𝗱𝘂𝗰𝗶𝗱𝗼𝘀 𝗮 “𝗵𝗲𝗰𝗵𝗼𝘀 𝗽𝗼𝗹𝗶𝗰𝗶𝗮𝗹𝗲𝘀”. Son hechos políticos, porque tienen raíces en el patriarcado, en el capitalismo y en la desigualdad de clase. Y son también una interpelación a las instituciones del Estado: ¿dónde están las políticas públicas que prevengan, que protejan, que reparen? ¿𝗗ó𝗻𝗱𝗲 𝗲𝘀𝘁á 𝗹𝗮 𝗱𝗲𝗰𝗶𝘀𝗶ó𝗻 𝗽𝗼𝗹í𝘁𝗶𝗰𝗮 𝗿𝗲𝗮𝗹 𝗱𝗲 𝗽𝗼𝗻𝗲𝗿 𝗳𝗿𝗲𝗻𝗼 𝗮 𝗹𝗮 𝘃𝗶𝗼𝗹𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗺𝗮𝗰𝗵𝗶𝘀𝘁𝗮 𝘆 𝗮 𝗹𝗼𝘀 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗮𝗺𝗮𝗱𝗼𝘀 𝗰𝗿𝗶𝗺𝗶𝗻𝗮𝗹𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗴𝗼𝗯𝗶𝗲𝗿𝗻𝗮𝗻 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼𝘀 𝘁𝗲𝗿𝗿𝗶𝘁𝗼𝗿𝗶𝗼𝘀?
🟢 No queremos más minutos de silencio. Queremos gritos colectivos, movilizaciones en las calles, justicia feminista y popular que no se conforme con condenar a los responsables materiales, sino que vaya al fondo: a las estructuras de poder que sostienen la impunidad. Por cada mujer asesinada, la organización se multiplica. Por cada femicidio, crece la certeza de que no callaremos nunca más. 𝗠𝗼𝗿𝗲𝗻𝗮, 𝗕𝗿𝗲𝗻𝗱𝗮 𝘆 𝗟𝗮𝗿𝗮 𝘀𝗼𝗻 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮𝘀 𝗵𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻𝗮𝘀, su memoria nos convoca a redoblar la lucha contra el patriarcado, contra el abandono estatal, contra las violencias que intentan silenciarnos.
🟢 𝗟𝗮𝘀 𝗺𝗮𝘁𝗮𝗿𝗼𝗻 𝗽𝗼𝗿 𝘀𝗲𝗿 𝗺𝘂𝗷𝗲𝗿𝗲𝘀, 𝗽𝗼𝗯𝗿𝗲𝘀 𝘆 𝗷ó𝘃𝗲𝗻𝗲𝘀. 𝗡𝗼𝘀𝗼𝘁𝗿𝗮𝘀 𝗹𝗮𝘀 𝗻𝗼𝗺𝗯𝗿𝗮𝗺𝗼𝘀, 𝗹𝗮𝘀 𝗹𝗹𝗼𝗿𝗮𝗺𝗼𝘀 𝘆 𝗹𝗮𝘀 𝗹𝗲𝘃𝗮𝗻𝘁𝗮𝗺𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝗯𝗮𝗻𝗱𝗲𝗿𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝘂𝗰𝗵𝗮. Porque mientras ellas nos falten, no habrá paz posible.
🟢 ¡Basta de matarnos! Nos queremos vivas, libres y sin miedo.
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