Noticias | enero 2, 2020

Mensaje de año nuevo de las mujeres guerrilleras kurdas


La Comunidad de Mujeres de Kurdistán (Komalên Jinên Kurdistan, KJK) ha publicado un mensaje de Año Nuevo. En la declaración, la organización hace propuestas concretas para superar la modernidad capitalista y llama a la lucha internacionalista contra el viejo sistema.

“Debemos comenzar a romper con el sistema en nosotras mismas, en nuestra propia persona, para poder luchar con éxito contra el sistema. Debemos volvernos inmunes al capitalismo y lo que nos vende. Si no conciliamos nuestra lucha política con nuestra personalidad, con nuestro pensamiento, sentimiento y acción, actuaremos, sin querer, a su favor. Por lo tanto, un foco de nuestra lucha en el próximo año debería ser una ofensiva ideológica contra el capitalismo en nuestras personalidades”, expresó el KJK.

El texto completo de la KJK, por el año nuevo es el siguiente:

Queridas compañeras,

desde las áreas de lucha y resistencia desde las montañas libre Kurdistán, le enviamos nuestro amor y abrazo de solidaridad.

Más que nunca estamos determinadas a construir la democracia socialista en la forma del Confederalismo Democrático, como una alternativa al capitalismo moderno. Con este espíritu nosotras queremos recordar a todos los compañeras internacionalistas cómo hevala Ronahî (Andrea Wolf), Nûdem (Uta Schneiderbanger), Amara (Ekîn Ceren Dogruak), Rojvan Kobanî (Emir Kubadi), Bagok Serhed (Ashley Johnston), Kemal (Erik Konstandinos Scurfield), Avaşîn Têkoşîn Güneş (Ivana Hoffman), Aryel Botan (Mihemed Hisên Kerîm), Gelhat Rûmet (Keith Broomfield), Karker Kobanê (Rifat Horoz), Bagok Serhed (Reece Harding), Dilsoz Bahar (Kevin Jochim), Gabar Rojava (John Robert Gallagher), Rustem Cudî (Günter Hellstern), Kendal Qaraman (Mario Nunes), Gabar Amed (Jamie Bright), Agîr Şervan (Levi Jonathan Shirley), Givara Rojava (Carl Evans), Toprak Çerkez, Rodî Çekdar (Martin Gruben), Firaz Kardo (Badin Abdulhamid Mohammed Al-Imam), Cîwan Firat (Jordan MacTaggert), Amed Kobanê (William Savage), Rojbîn Agirî (Michael Israel), Berxwedan Gîvara (Ryan Lock), Kawa Amed (Paolo Todd), Demhat Goldman (Robert Grodt), Rodî Deysie (Nicholas Alan Warden), Soro Zinar (Luke Rutter), Zafer Qereçox (David Taylor), Orhan Bakırcıyan (Nubar Ozanyan) Şoreş Amanos (Jac Holmes), Canşêr Zagros (Oliver Hall), Delîl Emerîka (Jake Klipsch), Baran Galicia (Samuel Prada Leon), Kendal Breizh (Olivier François Jean Le Clainche), Baran Sason (Sjoerd Heeger), Şevger Ara Makhno, Şahîn Huseyni (Haukur Hilmarsson), Hêlîn Qereçox (Anna Campbell), Lêgerîn Çiya (Alîna Sanchez), Şiyar Gabar (Jakob Riemer), Şahîn Qereçox (Farid Medjahed), Giovanni Francesco Asperti (Hîwa Bosco), Bager Nûjiyan/Xelîl Viyan (Michael Panser), Têkoşer Piling (Lorenzo Orsetti), Sara Dorşîn (Sarah Handelmann), Andok Cotkar (Konstantin) y muchos otros, que decidieron renunciar a sus vidas individuales por un futuro colectivo. Los mártires son inmortales porque viven en nuestra lucha y en nuestros logros. Renovamos nuestra promesa de continuar nuestra lucha común con determinación, hasta que hayamos logrado nuestros objetivos. Al mismo tiempo, recordamos a los miles de hombres y mujeres de todo el mundo que perdieron la vida en 2019 en las luchas por la libertad, la paz y la democracia.

Otro año de lucha y resistencia está llegando a su fin y otro año nuevo nos espera. La Tercera Guerra Mundial, cuyos poderes hegemónicos comenzaron hace 21 años en el Medio Oriente con la conspiración internacional contra nuestro líder Abdullah Ocalan, ha continuado desde entonces y se está extendiendo cada vez más a otras regiones del mundo. La profunda crisis estructural del sistema de gobierno es evidente en todas partes, aunque las formas difieren. Esta crisis se asemeja a una conflagración que ya no se puede detener. Cada intento de las potencias imperialistas de reorganizar el mundo de acuerdo con sus intereses profundiza esta crisis y produce nuevas fuentes de conflicto. Los problemas y las crisis se refuerzan mutuamente en diferentes niveles y se manifiestan, entre otras cosas, en guerras, pobreza, desplazamiento, cambios demográficos hasta genocidios y femicidios, colonialismo, negación de identidades y culturas, aniquilación, violencia, militarismo, destrucción ecológica y la desolación de los sistemas de educación y salud. El verdadero rostro de la modernidad capitalista ha sido desenmascarado. Su responsabilidad por la injusticia, la explotación, la opresión, la violencia, la guerra y la destrucción ya no se pueden ocultar. La modernidad capitalista, basada en una historia de 5000 años de dominación y explotación patriarcal y estatal, es la causa de todos estos problemas en nuestro planeta. Estos no son «desastres naturales». La búsqueda del máximo beneficio, ganancia y poder de una pequeña minoría conduce a la máxima explotación de todos los recursos materiales y valores inmateriales. A los ojos de los gobernantes, todo se degrada a un objeto de explotación: humanos, animales, naturaleza, ideas e incluso sentimientos. Es un proceso de manipulación y alienación en el que los gobernantes quieren imponer su verdad a todas las personas y hacerla creíble y aceptable.

Abiertamente ante los ojos del mundo, se inician golpes de estado contra gobiernos que no se ajustan a los intereses imperialistas o nacionales, como por ejemplo en Bolivia, Venezuela y Cataluña. O las fuerzas externas intentan instrumentalizar la ira de la población rebelde por sus propios intereses, como se puede observar en Irak, Irán o Líbano. Mientras tanto, los regímenes fascistas como el régimen de Erdogan en Turquía están siendo cortejados como «socios importantes» por organizaciones y poderes internacionales. Con el apoyo internacional, estas dictaduras pueden librar guerras de ocupación que están en contradicción con el derecho internacional, como por ejemplo contra Rojava y el norte de Siria. Los genocidios se encargan a organizaciones terroristas como el ISIS y Boko Haram para que estos estados oficialmente no se ensucien las manos. Se sacrifican miles de vidas para confiscar y saquear materias primas. Los gobernantes ensordecen a las personas con nacionalismo, fundamentalismo religioso, sexismo y positivismo para ocultar su avaricia ilimitada. En muchos lugares, grandes partes de la población se convierten en partidarios y seguidores del sistema de explotación. No es casualidad que en estos tiempos de crisis, se pueda observar un cambio hacia el populismo de derecha en todos los países, lo que conduce a movilizaciones y regímenes abiertamente dictatoriales y fascistas. Para poder mantener el sistema patriarcal capitalista gobernante que es la causa de las crisis, el estado nación adquiere cada vez más su forma extrema nacionalista-fascista como lo hizo durante las crisis del siglo XX. Todos los logros y valores de progreso de la humanidad han sido suspendidos o están muy amenazados.

La crisis sistémica es más evidente en la escalada de la violencia sistemática contra las mujeres, el asesinato de mujeres y la opresión de las mujeres en todo el mundo. Nunca debemos olvidar que la modernidad capitalista se construyó sobre la base de la sumisión de las mujeres y la destrucción de formas de sociedad basadas en la solidaridad y centradas en las mujeres. Todas sus formas de opresión se basan en el modelo de tiranía patriarcal. En el curso de la Tercera Guerra Mundial, la agresión contra nosotras como mujeres también se intensificó y se volvió cada vez más mortal. Por un lado, las instituciones estatales están intensificando sus ataques contra las mujeres y los derechos que se han ganado con las luchas de las mujeres. Por otro lado, el sexismo dentro de la sociedad se está agitando cada vez más. En particular, las religiones monoteístas se están utilizando para este propósito. Ya durante su época de origen, estas religiones definieron el estatus de la mujer como potencialmente pecaminosa y como sirvienta de los hombres. A través de esto, se logró una segunda ruptura entre los sexos en la historia, que fue definir la opresión de las mujeres como su «destino». Hoy, también, los argumentos religiosos, sexistas y patriarcales se están utilizando una vez más para empujar a las mujeres de vuelta a los roles clásicos, para romper su integridad e identidad como luchadoras por la libertad y privarlas de sus derechos duramente ganados. Cuanto más represivo actúa el estado contra la población, más brutales se vuelven los ataques contra las mujeres. Los argumentos sexistas y patriarcales se están utilizando una vez más para empujar a las mujeres de vuelta a los roles clásicos, romper su integridad e identidad como luchadoras por la libertad y privarlas de sus derechos duramente ganados. El asesinato a la política kurda Havrîn Khalaf, a la artista chilena Daniela Corrasco o la periodista Martínez Burgos, o el linchamiento de mujeres indígenas en Bolivia, son casos ejemplares de femicidios por parte de las autoridades estatales, esto es sólo en los últimos meses. La violencia masculina contra las mujeres está legitimada por las políticas sistemáticas misóginas de los estados y está aumentando. Según informes de la ONU, un total de 87,000 mujeres fueron asesinadas en 2017 y, de hecho, el número de casos no denunciados es mucho mayor. Dondequiera que se imponga el sistema capitalista, la situación de las mujeres se deteriora. Las mujeres se ven privadas de sus medios de vida, impacto social y autodeterminación. Las mujeres están aisladas, sometidas a restricciones sociales, privadas de sus derechos y cada vez más expulsadas de todas las áreas de la vida. Porque el capitalismo es patriarcal en todos los niveles.

A medida que aumentan los ataques contra las mujeres, las comunidades y las personas oprimidas en todos los niveles, cada vez más personas en todo el mundo dicen «¡Ya basta! Êdî bes e!”, y se oponen a estos ataques. Cada vez más personas se están dando cuenta de que el sistema de gobierno, que es la causa de las crisis, no tiene una solución que ofrecer. Por lo tanto, están buscando alternativas colectivas, sólidamente unidas y ecológicas que valoren la vida, los humanos y la naturaleza y den sentido a la vida. El confederalismo democrático y el paradigma de una sociedad democrática y ecológica basada en la liberación de la mujer, desarrollada por nuestro líder Abdullah Öcalan, y que ha estado avanzando en la lucha revolucionaria y los procesos de construcción de alternativas sociales en Kurdistán, son una alternativa. Esto se ha puesto de manifiesto especialmente con la participación internacionalista y la amplia solidaridad para la defensa y construcción de la Revolución de Rojava. Esta es una espina en las costillas de la clase dominante. Porque quieren hacer que toda la humanidad crea que no hay alternativa a su sistema de opresión y que todos debemos someternos a sus dictámenes. Pero hemos tomado nuestra propia decisión contra la elección entre peste y cólera. Insistimos en nuestra Tercera Vía, que significa crear nuestras políticas democráticas, organización de la sociedad y defensa propia, con nuestra propia voluntad. Por lo tanto, todas las fuerzas imperialistas regionales e internacionales, a pesar de sus diferencias entre ellas, están unidas en su intento de aplastar nuestra lucha por la libertad y nuestro modelo de autonomía democrática.

Por esta razón y con esta tarea, el régimen del AKP sigue en el poder y es apoyado por los poderes internacionales. En 2019, el gobierno fascista ilegítimo del AKP intensificó sus ataques contra nuestra lucha de liberación una vez más. El 9 de octubre de 2019, exactamente en el aniversario de la conspiración internacional, empezó otra invasión en Rojava, en el Norte y Este de Siria. Las áreas ocupadas por el ejército turco y sus tropas mercenarias fascistas-yihadistas están sometidas a la arabización, turquización e islamización. En estas zonas se lleva a cabo una política sistemática de cambio demográfico y despoblación. En lugar de la población local nativa, se están asentando allí familias árabes suníes o turcomenas de Turquía, de otras partes de Siria y otros países, la mayoría de las cuales son miembros o simpatizantes de grupos yihadistas. Estos cambios demográficos forzados constituyen un genocidio cultural. Al mismo tiempo, continúan las drásticas violaciones de los derechos humanos de Turquía en la región ocupada de Afrin. El pueblo de Afrin está siendo atacado tanto por las fuerzas yihadistas como por el Estado turco.

El estado de emergencia impuesto a los kurdos en Bakûr y en Turquía también continúa. Ak pueblo no se le permite ni siquiera protestar. Cualquier acción pública está prohibida. La mera expresión de la opinión en la sociedad, en los medios de comunicación son castigados con largas penas de prisión. Las cárceles están de nuevo abarrotadas de kurdos y miembros de la oposición. Los alcaldes kurdos son destituidos arbitrariamente de sus cargos y detenidos por medio de un golpe de estado del AKP contra los gobiernos locales. En lugar de la alcaldes electos, se nombran administradores por la fuerza. La voluntad de la población se declara nula y vacía. Esto lleva a que familias enteras cometan suicidio colectivo porque ya no pueden alimentarse a sí mismos, y mucho menos expresarse. La población está literalmente privada de aliento. La dictadura del AKP habría pasado a la historia hace mucho tiempo si no hubiera sido continuamente apoyada por las potencias internacionales, los que quieren hacer funcionar el AKP para aplastar a los kurdos y a la lucha por la libertad. El AKP ha perdido continuamente la aprobación y el apoyo. El AKP está, literalmente, saqueando el país. Erdogan ha usado su poder para enriquecerse a sí mismo, a su familia y a su camarilla en el poder. La corrupción ya no se puede ocultar, así que Erdogan está luchando ahora por su poder y su vida. Él y su partido también son conscientes de que su fin no puede ser detenido. Por eso cada vez más de sus miembros del partido están dejando el barco que se hunde. Lo que finalmente causó que este barco se hundiera es nuestra lucha y nuestra insistencia en la libertad.

Queridas compañeras y compañeros,

definitivamente estamos pasando por tiempos difíciles. Pero así como toda la historia de la humanidad no es solo la historia de los gobernantes, el presente tampoco es solo el presente de las potencias fascistas, patriarcales y coloniales. Como mujeres, pueblos, clases oprimidas y diferentes grupos sociales, estamos experimentando simultáneamente un nuevo período de despertar y renacimiento. La política de la clase dominante se encuentra con una resistencia masiva en todas partes, la gente ya no tiene miedo. Las protestas masivas que continúan durante meses determinan el carácter de esta resistencia. Juntos se levantan barricadas, se fortalecen las alianzas. Las calles se han convertido en lugares de creatividad, politización y resistencia. Bajo el lema “Viernes para el futuro”, los jóvenes movilizan a millones de personas en todo el mundo en acciones de protesta por la protección del clima y para hacer frente a las empresas. La gente toma las calles, ya sea para denunciar sus malas condiciones de trabajo o para protestar contra la guerra y la destrucción. Protestan y resisten contra la corrupción y la dictadura, contra el patriarcado, la contaminación y por el medio ambiente, contra el racismo y el fascismo. Lo que caracteriza estas protestas es que mucha gente ha perdido tanto su confianza en el Estado, como su miedo al poder del Estado. Cientos de personas han perdido sus vidas durante los últimos meses en protestas masivas en diferentes países del mundo como Irak, Irán, Chile o Bolivia. La gente se niega a permitir que la política se haga sobre sus cabezas en su nombre. Quieren involucrase para tener su opinión, para participar en su formación.

Sin embargo, el garante de una vida sostenible, mejor, más justa y autodeterminada para todas las personas es la lucha por la liberación de la mujer. No es casualidad que Reber APO Abdullah Ocalan haya declarado el siglo XXI como el siglo de la liberación de la mujer. El siglo anterior se caracterizó por las luchas de clases y las luchas de liberación nacional. Ninguno de los dos enfoques tuvo éxito en el desarrollo de la alternativa propagada al sistema, porque la mentalidad patriarcal y las estructuras de poder no fueron suficientemente cuestionadas y superardas. La mujer libre es la principal dinámica de la vida y de la sociedad humana. Una sociedad en la que las mujeres no pueden participar con su libre albedrío en la vida y en todos los ámbitos de la sociedad, es una sociedad que no puede crear su política autodeterminada, su vida comunitaria y su economía. Por lo tanto, está expuesta a todo tipo de opresión y control extranjero. Con nuestros esfuerzos por defender y reactivar una cultura social ético-política, nosotras como mujeres hemos experimentando un despertar esperanzador. Hemos empezado a movernos de nuevo. Y cuanto más nos movemos, más sentimos nuestras cadenas y esto a su vez aumenta nuestra voluntad de romper las cadenas y liberarnos. Después de más de medio siglo, las mujeres de todo el mundo vuelven a salir a las calles en masas. En todas las protestas las mujeres son una fuerza motriz en la vanguardia. “El lugar de la mujer es la revolución” es una consigna que caracterizó las luchas de las mujeres en 2019. La modernidad capitalista sólo se puede hacer retroceder a través de una lucha eficaz promovida a través de organizaciones de mujeres libres e independientes y de una la lucha de mujeres radicales y decididas.

Queridas compañeras y compañeros,

En la actualidad estamos siendo testigos de que el liberalismo, la principal ideología del capitalismo, está empezando a desmoronarse. La indiferencia, el egoísmo y la actitud apolítica profundamente arraigada y paralizante de la sociedad se está desmoronando cada vez más. La necesidad de la colectividad, la solidaridad y la organización son cada vez más importantes para la gente. La mentira capitalista del “fin de la historia” es expuesta por la resistencia del pueblo y la verdad es que el fin de la modernidad capitalista se está produciendo hoy en día. Se hace cada vez más claro que no sólo tenemos el mismo enemigo y oponente, sino que también estamos luchando la misma lucha con los mismos objetivos. Nuestras luchas por nuestros sueños, esperanzas y visiones de libertad, autodeterminación, igualdad y democracia, como mujeres, como pueblos, clases oprimidas, grupos e individuos son los mismos. Sólo podemos tener éxito si nos conectamos y organizamos a nivel mundial. La solidaridad mundial con la liberación de Kurdistán que se expresó en la consigna “Somos tus montañas” y la difusión de la campaña, acciones y pasos de organización en el marco de la campaña “Women Defend Rojava” es muy valiosa y poderosa.

Ahora es el momento de hacer un seguimiento de todo esto y llenar el internacionalismo con un nuevo espíritu y unas nuevas acciones. El internacionalismo del siglo XXI debe ser capaz de pensar, sentir y actuar tanto en el ámbito local como en el universal. El Confederalismo Democrático permite luchar a nivel local o regional, pero relacionar, coordinar y ganar victorias a nivel mundial. Debemos lograr desarrollar y vivir nuestras formas de vida y sociedad alternativas, libertarias y comunales en todas partes sobre la base de la democracia, la ecología y la liberación de las mujeres. Para ello necesitamos mentalidades, organización, relaciones y estructuras de solidaridad que están libres de poder, competencia y pensamiento posesivo.

El 2019 fue un año de resistencia y un año con potencial revolucionario. Todas las señales indican que el nuevo año será aún más conmovedor, más militante, más revolucionario. Nosotros como movimiento nos hemos preparado y armado para los nuevos retos. La lucha común de los pueblos de todo el mundo determinará el resultado de esta batalla de los sistemas: La modernidad democrática o la destrucción capitalista, el socialismo democrático o la barbarie, la liberación de la mujer o los feminicidios… Debemos estar preparadas para un aumento de los ataques, del fascismo y de las guerras. La modernidad capitalista, cada vez más acorralada, tratará de prolongar su existencia por todos los medios, ya sea mediante la violencia o la restauración. Utilizará tanto métodos duros como “blandos”. Tratará de dividir a la gente, para hacer que luchen entre sí, para profundizar la degeneración y el sinsentido de la vida y los valores. Por lo tanto, debemos estar muy alertas, atentos y centrados en nuestra lucha y organización. Cuanto más difundamos nuestras luchas en el nuevo año, más podremos contraatacar con éxito contra los ataques del sistema y dejarlos en la nada. Ninguna lucha debe permanecer desorganizada y sin solidaridad.

En el año 2020, debemos hacer que nuestras acciones sean aún más efectivas y eficientes y ampliar las áreas de nuestras luchas. También debemos ser conscientes de que sólo podremos derrotar con éxito a la modernidad capitalista si superamos todas sus características también en nuestras propias personalidades. Debemos empezar a romper con el sistema en nosotros mismos, en nuestra propia personalidad, para poder luchar con éxito contra el sistema. Debemos ser inmunes al capitalismo y a sus ofertas. Si no conciliamos nuestra lucha política con nuestra personalidad, con nuestro pensamiento, sentimiento y actuación, actuaremos – sin quererlo – a su favor. Por lo tanto, un foco de nuestra lucha en el próximo año debe ser una ofensiva ideológica contra el capitalismo en nuestras personalidades. Esto significa cuestionar, luchar y superar actitudes, modos de vida y características patriarcales, nacionalistas, positivistas y liberales. No podemos luchar de forma creíble por la libertad si nosotros mismos vivimos en relaciones de poder y reproducimos jerarquías. La revolución no es algo que podamos lograr al final de nuestra lucha. Una revolución significa haciendo cambios fundamentales, liberadores, fortalecedores en cada segundo, en cada momento de la vida, en la propia personalidad, en la propia organización, en los propios colectivos y en la sociedad.

Vemos cómo el miedo se extiende entre los gobernantes, ya que la resistencia se está volviendo más y más contagiosa entre los oprimidos. Los gobernantes tienen miedo de las mujeres y hombres organizados, de la gente que quieren vivir autodeterminados, libres y colectivamente. La chispa de la libertad y la llama de la resistencia se están extendiendo por todo el mundo. No debemos dudar ni dejarnos atrapar por los pequeños cálculos. Tenemos una responsabilidad histórica. Esto se aplica no sólo a lo que hacemos, sino también a lo que deberíamos haber hecho y no hicimos. Tenemos grandes metas por delante y confiamos en que juntos ganaremos… para respaldar una vida libre y una sociedad libre.

Con gran determinación, motivación y entusiasmo por las acciones les deseamos a todos un éxito militante y poderoso Año Nuevo

Jin Jiyan Azadî!

Bijî Serok Apo!

¡Larga vida a la solidaridad internacionalista!

Comunidades de Mujeres de Kurdistan

Komalên Jinên Kurdistan, (KJK)

 

Fuente: anfespanol.com

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