Argentina. Hebe de Bonafini, la primera «madre» piquetera
6 de septiembre de 1996. Desde el MTD La Matanza se impulsa la “Marcha contra el hambre, la desocupación y la represión”, de la que participan las primeras experiencias organizativas del sector desocupado. La misma Hebe, con su pañuelo en la cabeza, acompaña el ingreso de la columna de manifestantes proveniente del oeste del conurbano. “Contra la segunda reforma del Estado”, “contra los despidos” y “por el reparto de las horas de trabajo sin disminución salarial”, son algunas de las consignas que agita esa militancia que intentaba salir del aislamiento político y de la que las Madres de Plaza de Mayo no eran ajenas.
Desde enero de 1997, el MTD La Matanza venía evaluando realizar una toma de tierras pertenecientes al cuartel de La Tablada, propiedad que se encontraba en litigio entre el Ejército y el municipio. La preparación de la ocupación, que finalmente sería desalojada, llevó varios meses e incluyó desde instancias operativas hasta discusiones políticas entre los y las vecinas, de las que llegó a participar Hebe de Bonafini. Aquel MTD se encontraba comandada por Héctor “Toti” Flores quien, tras su paso por el MAS, había sido cobijado por las mujeres de pañuelo blanco, que no solo le otorgaban reaseguro político e ideológico, sino que además le garantizaban trabajo en la Universidad de las Madres. Años después, Flores se bajará de la lucha piquetera para cruzar de bando y sumarse a las filas de Cambiemos.
“El problema de nuestro pueblo se soluciona en la calle”
La visión de Hebe y Las Madres no se reducía al MTD de la Matanza, el cual irá diluyéndose en la perspectiva autonomista de su referente. Con los años, construirá lazos con el grueso de la referencia de las organizaciones sociales que venían siendo una de las principales resistencias al menemismo y el delaruismo, posteriormente.
El 19 de septiembre de 1999 se llevaba a cabo en San Francisco Solano el Segundo encuentro de Trabajadores Desocupados. El espacio buscaba reagrupar a las varias organizaciones territoriales que venían haciendo sus primeros pasos en la provincia de Buenos Aires. Participaron de la actividad delegaciones de Lanús, Florencio Varela, Quilmes, La Plata, La Matanza, Berazategui y La Cañada, las cuales serán uno de los primeros antecedentes de la futura CTD Aníbal Verón. En la instancia plenaria, dijo presente Hebe de Bonafini, quien en su intervención hizo hincapié en la formación política de aquella incipiente militancia y terminó su alocución con una crítica directa a las instituciones del Estado: “el problema de nuestro pueblo no se soluciona en el parlamento ni en la justicia, sino que en la calle”.
Consecuente con su pensar, la Bonafini de esos años no le esquivaría a la confrontación directa con las fuerzas de seguridad que constantemente arremetían contra las organizaciones sociales que, para esa altura, eran un verdadero dolor de cabeza para intendentes, gobernadores e incluso para la Iglesia.
Alberto Spagnolo era el primer cura piquetero de estas tierras y para mediados del 2000 se encontraba acorralado por la jerarquía de la Iglesia y por el gobierno provincial de Eduardo Duhalde. ¿Cuál había sido su pecado? Organizar a las familias pobres de Quilmes y permitir que quienes no tenían viviendas se alojarán en las instalaciones eclesiásticas correspondientes a la parroquia Nuestra Señora de las Lágrimas que el mismo dirigía. La mañana del 22 de junio, mientras la gente dormía, la policía avanzó sobre el lugar y desalojó a las familias sin techo que la habitaban, sacándose de encima a Spagnolo y compañía. Mientras los efectivos avanzaban y rodeaban la iglesia, el lugar se fue llenando de militantes que intentaban acompañar a los y las piqueteras rodeadas. Entre la multitud se vio un pañuelo blanco que atravesó entre la gente para sumarse a quienes se exponían a la represión policial.
Hebe entre “los piqueteros duros”
Ya en el 2001, las Madres de Plaza de Mayo participarán activamente de las asambleas piqueteras de La Matanza, que congregarán al grueso de las organizaciones del sector.
Tras el primero de los encuentros en julio, afloraría entre los movimientos una fuerte división luego de que los referentes del eje matancero (CCC y FtV) criticarán en los medios de comunicación los cortes totales llevados a cabo por sus socios ocasionales en los encuentros matanceros (el MTR y el PO, principalmente). Allí surgirá un fuerte debate entre los piqueteros “duros” y “blandos”, que condensarán las discusiones de la segunda asamblea piquetera llevada a cabo el 4 de septiembre, nuevamente en la ciudad más populosa del territorio bonaerense.
En medio de los cruces y deliberaciones entre los principales dirigentes piqueteros, aparece Hebe, quien toma la palabra y no duda en plegarse a las posiciones de los sectores más “radicalizados”, en torno a justificar e impulsar los cortes totales y la legitimidad de la utilización de capucha y palos en las movilizaciones.
El 5 y 6 de diciembre, en Plaza de Mayo se congregó una amalgama variada de la militancia piquetera alrededor de las Madres de Plaza de Mayo. El primer día realizaron la tradicional ronda con la consigna “Resistencia y Combate contra el terrorismo de Estado”, en lo que fue la 21° Marcha de la Resistencia. Organizaciones sociales, principalmente la CTD Aníbal Verón y el MTR, acompañaron las dos jornadas de lucha que culminaron con un acto encabezado por Hebe de Bonafini, que para aquel entonces no dudaba en mostrarse junto al ala más radicalizada del movimiento piquetero, tanto en lo que hacía a las consignas como a la metodología. En aquel acto, Hebe será una de las oradoras principales: “hoy cuando vimos las madres entrar a los piqueteros sentimos que la Plaza era invadida de una manera increíble por nuestros hijos. Nos sentíamos alegres y amorosamente invadidas. ¡Gracias, compañeros piqueteros por sentir a nuestros hijos en ustedes! Sabemos que no es fácil la lucha. Sabemos que es difícil cuando el hambre nos acompaña todos los días, pero ustedes tienen una gran dignidad y son la mejor representación de los trabajadores”.
Con el gobierno de Eduardo Duhalde en 2002 mantuvo la misma perspectiva de acompañamiento a las organizaciones. El 16 de febrero se llevó a cabo la Asamblea Nacional de Trabajadores (ANT), compuesta centralmente por los movimientos piqueteros. En la Plaza de Mayo y ante 2 mil delegados y delegadas, Hebe de Bonafini sería parte de las discusiones y ante los presentes ratificaría el compromiso de las Madres de Plaza de Mayo para con el movimiento piquetero, augurando tiempos de “revolución”.
La llegada de Néstor Kirchner a la presidencia y el inicio de los juicios de los militares, empezará a cambiar la perspectiva política de Hebe y un sector de las Madres, alejándose a partir de allí de los sectores que se negarán a la integración estatal y persistirán en la resistencia a la recomposición institucional en curso. De todas formas, esto es análisis de otra nota.
En los últimos años, Hebe se mostrará como una férrea crítica a las organizaciones sociales y su perspectiva empalmará con las críticas de Cristina Fernández y el kirchnerismo puro hacia la dirigencia social. Más allá de esto y de las divergencias existentes que puedan surgir en torno a Hebe, difícilmente alguien se animé a negar el rol oxigenador que cumplió para quienes empezaban a organizar la resistencia al menemismo, valiéndose no solo del status que le valía haber enfrentado a la dictadura militar en su apogeo sino también de la legitimidad que le otorgaba acompañar con el cuerpo las ideas que propugnaba.
Fuente: ANRed.