Recordamos este día a César Augusto Sandino, revolucionario nicaragüense, quien lideró al ejército libertador de aquel país en el camino de la resistencia y la lucha en contra de la ocupación estadounidense desde 1927 hasta 1933.
General de los pueblos libres, amigo cercano de Farabundo Martí, luchador comunista salvadoreño, dejó un legado de compromiso férreo en la defensa del antiimperialismo para nuestra región y de la construcción de soberanías nacionales con justicia social para todxs. Mamó de lxs luchadorxs de la Revolución Mexicana el sueño de tierras en mano de quienes las trabajan, con alimento y sustento para todas las familias nicaragüenses.
Perseguido por sus ideales y su accionar, fue detenido el 21 de febrero de 1934 por un grupo de soldados enviados por Anastasio Somoza, director de la Guardia Nacional, quien traicionándolo y en connivencia con la embajada estadounidense, ordenó su asesinato, ejecutado esa misma noche.
«No abandonaré mis montañas mientras quede un gringo en Nicaragua. No abandonaré mi lucha mientras falte un derecho para enderezar. Mi causa es la causa de mi pueblo, la causa de América, la causa de todos los pueblos oprimidos», César Augusto Sandino.
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